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En el restaurante La Cueva se celebró una noche de cine arte, dirigida por Henry Laguado, director del Festival de Cine de Bogotá, ante una gran asistencia a la sala multimedia del emblemático restaurante.

El conversatorio, que giró en torno al cine independiente colombiano de varías épocas, rindió tributo a varias figuras de este arte como Luis Ernesto Arocha y los integrantes del Grupo de Barranquilla.

En el orden del evento estaba programado primero una proyección del corto La langosta azul, dirigida por Álvaro Cepeda Samudio, Enrique Grau, Luis Vicens y Gabriel García Márquez.

Se hizo un comentario previo al corto en el que Laguado reveló, junto a Tita Cepeda, viuda de Cepeda Samudio, algunas de las historias que sucedieron durante la grabación de uno de los filmes fundacionales del cine en América Latina.

'García Márquez y Álvaro Cepeda Samudio tuvieron una idea de una langosta radioactiva que les llenó la cabeza de imágenes', contó Laguado.

'Debatieron por un largo tiempo, aquí en este mismo salón, la película. El color azul surgió porque Álvaro pensaba que lo que era tocado por la radiación se convertía en azul', complementó Tita Cepeda.

'Además que no importaba el color, el filme era en blanco y negro', cerró Laguado entre risas de los asistentes.

También recordaron la escena de Grau bailando con una máscara, la cual no estaba incluida en el guion original, pero fue agregada por cuestiones de continuidad en la historia. 'A él se le ocurrió bailar sobre la langosta con la cabeza de toro puesta, disfrutaba mucho ponerse un disfraz', recordó Laguado.

Una de las situaciones jocosas que se recordaron a través de la intervención del escritor Eduardo Márceles fue el cambio del actor protagónico. 'Se llamaba Roberto Prieto y él dijo, yo no le jalo a eso, es una mamadera de gallo lo que ustedes tienen', contó. A Prieto lo reemplazaron con Nereo López, quien había sido contratado originalmente para ser el director de fotografía, dijo mientras señalaba en las paredes las fotos que López había tomado en el corregimiento de La Playa, donde se grabó el cortometraje.

Después de un comentario de Tita Cepeda en el que recordó cuando salió la película, se debatió la naturaleza surrealista de la película, 'primera vez que veo la película desde esta perspectiva, y me doy cuenta que todo tiene un orden y un sentido', dijo Laguado. Después recordó que La langosta azul fue la primera película colombiana comprada por el museo de arte moderno de Nueva York.

Posteriormente se mostró el corto Azilef, de Luis Ernesto Arocha, no sin antes rendirle un homenaje a quien fue uno de los estandartes del cine en el Caribe.

Laguado lamentó el hecho que pocos conocieran la influencia que tuvo Arocha sobre el cine local. 'Cuando se recuerda al Grupo de Barranquilla, su nombre tarda mucho en surgir', anotó.

El corto, cuyo nombre es la palabra feliz al revés, fue hecho en 1966 y presenta imágenes de máquinas indeterminadas con una canción de fondo que le da un tono psicodélico propio de la época.

Para terminar la velada se presentó el cortometraje El ojo de Macondo, de Andrés Sandoval. La trama de este filme es acerca de Leo Matiz y transita el regreso de este a su natal Aracataca, de cómo era recordado por los habitantes de este municipio y la historia detrás de su foto más reconocida, ‘La red o pavo de mar’.