Los murales y grafitis han pasado de ser señalados como actos de vandalismo a ser reconocidos como piezas de arte urbano. Paredes grises de distintas ciudades del mundo han sido transformadas en coloridos dibujos, que de alguna manera han ayudado a generar positivismo, alegría e incluso a un espacio de reflexión en zonas vulnerables.
Este es el caso de la ciudad escocesa Glasgow, donde decidieron, a través del arte callejero, maquillar la situación difícil por la que pasa. Crearon un sendero de murales de todo tipo en el centro de la ciudad, con el objetivo de reducir el impacto visual negativo que transmiten la cantidad de lugares vacíos que han quedado tras la crisis económica que atraviesa.
En la Región Caribe también se han utilizado los murales como método para alegrar y hacer reflexionar a personas que habitan en zonas vulnerables. Por ejemplo, la fundación Lienzo Urbano ha intervenido muros en Barranquilla en barrios como El Ferry, Soledad y 1 de mayo.