Las fiestas del 8 de diciembre marcan el inicio de la temporada festiva y navideña del año. Junto a la acostumbrada encendida de los faroles vienen las celebraciones que van hasta entrada la mañana.
En una ruta para aplacar los efectos del alcohol después de una fiesta hay paradas obligatorias.
Los fritos son una de las opciones predilectas para encontrar escenarios como el de la calle 48 con carrera 21. William Giraldo, quien de lunes a lunes trabaja vendiendo fritos. En días como hoy prepara cantidades importantes desde la 1 de la mañana porque es 'el remedio perfecto' para el guayabo, el acérrimo rival de los fiesteros de ayer.
En la misma calle se encuentran un grupo de aquellos que recibe la mañana en la puerta de su casa. Un carro con el baúl abierto reproduce Mi Profecía de Diomedes Díaz. Mientras bailan cantan la canción a una sola voz que resalta sobre un barrio que en su mayoría se acostó a dormir.
'Estamos esperando que abran la tienda para pedir las light', responde Johanna, una de las integrantes del grupo que aún conserva energías de la jornada que comenzó desde las seis de la tarde ayer.