Una cuerda blanca de un centímetro de grosor es jalada por unas manos que se mueven. En el contrapeso de la cuerda sube una bandera a un ritmo pausado con la insignia de una danza tradicional del Carnaval.
Cada año este proceso se repite por parte de los grupos de tradición de la fiesta. Desde los 141 años del Congo grande y los 139 del Torito Ribereño, este evento representa un festejo para cada conjunto que compone el Carnaval.
'Me siento como en mi primera comunión esperando para comulgar cuando está subiendo esa bandera', dice Alfonso Fontalvo, líder del grupo Torito Ribereño, el cual fue fundado en 1878 por su abuelo Elías Fontalvo.
El próximo 22 de enero esta danza izará su bandera y comenzará oficialmente su participación en las fiestas de Carnaval en su sede en el barrio Rebolo. La bandera solo será bajada hasta el domingo después de que se acaben las fiestas.
Es difícil puntualizar exactamente cuándo se comenzaron a izar las banderas en las fiestas por el carácter oral del Carnaval y el hecho que la información se pasa de generación en generación a través de una observación no necesariamente documentada de las costumbres, pero sus artistas recuentan sus testimonios del porqué se hace esta ceremonia cada año.