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Vallenato, salsa, reguetón, champeta y folclor sonaban al unísono en la primera gran verbena de Carnaval, Baila la calle. Entre las nueve cuadras del Par Vial de la carrera 50 estaban dispuestas varias tarimas para los bailadores el pasado viernes. Además de un completo menú gastronómico y artesanías a la venta y de decoración.

Limitada por vallas estaban los 450 metros que comenzaban en Murillo y llegaban hasta la Plaza de la Aduana, custodiados además por la Policía Metropolitana de Barranquilla, que garantizó el orden y la seguridad del jolgorio. El Carnaval volvió a la calle como era tradición en los barrios populares de la ciudad, y hubo baile para todos los gustos.

Aunque las puertas se abrían a las siete de la noche, los más carnavaleros comenzaron a llegar desde las cinco de la tarde. 'Esto es lo nunca antes visto. Cómo no los íbamos a perder', dijo en medio de pases de salsa Doris Ángulo, quien a sus 68 años todavía mantiene fuertes las piernas para 'bailar hasta que se acabe la fiesta'. 'Es un ambiente familiar y seguro, como los viejos tiempos'.