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Luego de permanecer 12 días internado en la clínica La Misericordia de Barranquilla, por un herpes, al maestro Adolfo Echeverría le fue amputada su pierna izquierda en la mañana de ayer, para evitar que la infección acabe con la vida del célebre compositor.

Antes de esta última hospitalización, el compositor de Las cuatro fiestas había permanecido en UCI durante siete días recibiendo atención médica por una infección que poco a poco se le fue desarrollando en todo su cuerpo.

'A él le salió una llaguita en un dedo del pie izquierdo, y eso se multiplicó en muchos, muchos granitos. Lo llevamos a una clínica y no nos pudieron atender porque la EPS Café Salud no estaba al día allá, entonces la misma EPS nos consiguió esta clínica (La Misericordia), donde lo atendieron y le dieron de alta. Estando en la casa le dábamos su antibiótico y todo, pero el pie se le fue abriendo más y más, entonces volvimos a la clínica', narró la esposa a EL HERALDO.

'Allí lo revisaron los especialistas y se dieron cuenta que estaba muy feo, que estaba fétido, lo trataron y llegaron a la conclusión que había que amputarle las dos piernas. Primero consulté a otro especialista externo y me dijo que sí, que era lo mejor para la salud de él, porque se iba morir si le seguía esa infección. Entonces, yo ordené que le quitaran primero una, la izquierda, y después la otra', agregó Anastasia, desde la habitación donde acompaña al maestro de 82 años en el posoperatorio.

La esposa del autor de temas como Puya y hunde y La Inmaculada desconoce el origen de la infección que aqueja a Echeverría, y que se le suma a sus problemas renales y estomacales.

'El brote le empezó desde la planta de los pies hacia arriba. Luego le salió desde el cuero cabelludo y le cogió la espalda y la barba', contó.

Aferrado a Dios, el maestro Echeverría espera recuperarse de esta operación antes de volver al quirófano en semana y media, donde se le practicará la amputación de la pierna derecha.

'Él se queda mirándose, se le salen sus lagrimitas y me mira; entonces, yo lo abrazo, lo beso y le digo que estas son pruebas que papa Dios nos pone, pero que todo va a salir bien, porque al menos ya se le quitó el dolor agudo que tenía', expresó Anastasia conteniendo el llanto, al lado de la cama de su esposo, donde ha 'permanecido en los últimos 26 años que él ha estado enfermo'.