Compartir:

La campana sonó una y otra vez. Ese ‘tilín, tilín’ era el aviso de que venía pidiendo vía Luis David Caro Wagner, un joven de 14 años que ayer recorrió 21 kilómetros en la Media Maratón de Barranquilla con su padre Óscar, su tío Paulo y su abuelo Julio.

A las 5:00 a.m. el equipo Caro ya tenía todo listo para dirigirse hasta la Avenida del Río, lugar donde estaba el punto de partida de la carrera que –según su padre– desvelaba de emoción a ‘Luisda’, como le dicen sus familiares. En el techo de la camioneta llevaron el elemento más importante del recorrido, la silla de ruedas.

'Nos preparamos desde temprano porque nunca la habíamos trasladado armada. Por lo general para los viajes la desarmamos, entonces no sabíamos cómo iba a ser llevarla hasta allá', dijo Óscar.

Con el cielo aún oscuro, tomaron rumbo y llegaron al punto de encuentro. La familia Caro fue una de las primeras en estar en el lugar donde se concentraron alrededor de 3.500 personas para cumplirle una cita al deporte, la recreación y el tiempo en familia.

Equipado con su uniforme, el número de identificación con el chip que contaría el tiempo que les tomaría hacer el recorrido, los tenis hechos especialmente a la medida, una visera y ya en su silla, Luis David tenía en la mano su arma secreta: la campana con la que les haría saber a los demás corredores que iba pasando el competidor más especial de la jornada. Se ubicaron en los primeros puestos de la salida y como los invitados de honor, partieron.

El rostro de Luis David estaba iluminado, Óscar por su parte, tenía una mirada de satisfacción y orgullo por volver a compartir con su hijo –y mejor amigo– otro momento que quedará para la historia; correr maratones para ellos es un estilo de vida que se ha convertido en una estrategia para compartir y disfrutar la compañía del otro.

Este dúo dinámico –que este domingo se convirtió en cuarteto por la compañía dedos integrantes más del clan– está convencido que en momentos como este Luis David es un adolescente promedio de 14 años, con metas, propósitos, aspiraciones, talentos y gustos; y no una persona que nació con parálisis cerebral.

'A él le gusta mucho lo que conlleva correr maratones, la emoción de estar dentro de una carrera y ver a las otras personas que le sonríen y lo saludan. Eso hace que no sea un niño con discapacidad', recalcó Caro.

Luis David es un joven con muchas capacidades. Este estudiante, de séptimo año en el Colegio Alemán, toca el chelo y el piano, y por si fuera poco hace parte de la orquesta de la institución.

El trayecto fue 'duro'. Bajo el inclemente sol y una temperatura considerable Óscar Caro impulsó 47 Kilográmos, el total del peso de Luis David más la silla de ruedas, por diferentes lugares representativos de Barranquilla. La Catedral, el teatro Amira De la Rosa, el hotel El Prado, las Plazas de la Aduana y San Nicolás, entre otros escenarios, hicieron parte de la maratón.

Durante el recorrido, las personas aplaudían y saludaban a los competidores, pero el que se robó los aplausos de los observadores, sin duda, fue Luis David, y no porque fuera en una silla de ruedas, sino por la alegría que irradiaba de estar haciendo –una vez más– una de las cosas que más le gusta.

Esta pasión nació el año pasado cuando Óscar y Luis David, inspirados en Paulo César –el tío que ya tenía experiencia en este tipo de competencias– quisieron hacer parte de una maratón en Barranquilla, luego en Medellín y en Miami.