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El 21 de abril de 2016, la voz del reconocido cantante estadounidense Prince, autor de emblemáticos temas como Purple Rain, Let´s go crazy y Little Red Corvette, se apagó para siempre.

Una llamada al número de emergencias 911, realizada por un joven estudiante de medicina a las 9:43 de la mañana desde el Paisley Park Studios, el complejo donde residía y el escenario donde todas sus producciones musicales tomaban vida cerca de Minneapolis, Minnesota, fue la que alertó las autoridades de la presencia de un hombre inconsciente en uno de los ascensores de esta edificación. Hoy, un año después de su muerte, las investigaciones de este episodio continúan.

El 2 de junio de 2016, la oficina de Medicina Legista del Medioeste confirmó que el cantante murió por una sobredosis del analgésico fentanilo, un opiode considerado, según un informe de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA) en 2015, entre 80 y 100 veces más potente que la morfina. Luego de estos resultados, las investigaciones de concentraron en averiguar cómo el músico adquirió este fármaco.

Prince se sometió en el 2010 a una cirugía de cadera, lo que con el tiempo le ocasionó fuertes dolores, y lo incentivaría a usar medicamentos para aliviarlos.

Sin embargo, de acuerdo con los últimos documentos judiciales revelados hace dos días por una corte del condado de Carver en Minesota, los fármacos que fueron encontrados en la residencia del cantante no estaban recetados a su nombre y estaban envasados en recipientes de vitaminas, en vez de recipientes para prescripciones médicas. Algunos de estos medicamentos estarían bajo el nombre de Kirk Johnson, uno de los amigos más cercanos del cantante.

Por su parte, Michael Todd Schulenberg, médico que firmó estas recetas, estableció que no puso el nombre del cantante para 'salvaguardar su privacidad'.

Otro de los hallazgos apuntan a que Prince habría llamado, en el día anterior de su muerte, a Howard Kornfeld, un especialista en adicciones, quien al no poder viajar de inmediato a Minnesota, envió a su hijo Andrew, quien fue la persona que encontró al artista inconsciente. Hasta el momento, los investigadores sostienen que su muerte se trataría de una muerte accidental y no de un suicidio.