Sin mover los labios es una película colombiana que busca salirse, precisamente, de lo que esta denominación implica. El equipo está compuesto por colombianos, fue filmada en el país, pero no es colombianista. Sin embargo, sí busca ser un reflejo de lo que significa vivir en esta patria, por lo que está cargada de guiños a esta sociedad que consideran 'esquizofrénica'.
La historia es la de Carlos, un ventrílocuo que en sus tiempos libres ve telenovelas con su madre y su ‘aburrida’ novia. Para matar el aburrimiento pasa el tiempo en el bar de un amigo metiendo perico y viendo a prostitutas gordas. Un día su madre se muere y él intenta despojarse de su pasado. En ese viaje termina perdiéndose a sí mismo y convirtiéndose en un hombre pollo.
Luego de ser exhibida en varios festivales de cine, fue estrenada ayer en las salas de cine colombianas. EL HERALDO conversó con su director, Carlos Osuna, sobre la historia.