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Un libro es un objeto inerte con la capacidad de cobrar vida cuando alguien, entre sus páginas, descubre en ese conjunto de letras, que a su vez conforma frases, una historia que se convierte en imágenes y que cobra un sentido en su cabeza. No importa mucho cómo se haga la lectura, en una sola sentada, en varias sesiones, o en voz alta, el método, al igual que lo que producen los libros, varía de acuerdo a cada persona.

El destino que podrían tener los ejemplares luego de haber sido leídos es misterioso. Bien pueda que terminen en el estante de una biblioteca familiar, pasen de mano en mano, o que como estos, de los que trata esta historia, acaben esperando una nueva oportunidad en alguna de las exhibiciones en las que se comercializan libros de segunda mano.

Las historias que guardan las páginas amarillentas –por el paso de los años– de un libro de segunda son diversas, como lo son también las de quienes los comercializan. Algunos llevan más de 40 años ejerciendo este oficio y han tenido que presenciar cómo, con el paso de los años, el valor de estos textos se ha perdido junto al desarrollo acelerado de las nuevas tecnologías.

Centro Cultural del Libro

En el 2012 fue comprada por el Distrito la Casa Vargas por 850 millones de pesos. Con la adquisición de este inmueble nació un proyecto para reubicar a un grupo de vendedores estacionarios que se encontraba en la Plaza de San Nicolás.

Cuando la temporada escolar se acercaba eran cientos los padres de familia los que se dirigían a este lugar del Centro Histórico para adquirir a un mejor precio los textos que se encontraban dentro de su lista de útiles escolares. Muchos padres también hacían trueques con los vendedores, llevando los libros que ya sus hijos no utilizaban para adquirir así los nuevos títulos.

Con la reubicación de los vendedores esta dinámica comercial se podría ejecutar de forma ordenada, pues cada uno contaría con un local para exhibir su mercancía. Han pasado cuatro años desde que se ubicaron en este espacio 78 puestos de libros y el cambio ha sido distinto para cada uno de ellos.

Carmelo Tapias, quien lleva 'nada más' 30 años en este negocio cuenta que las dinámicas en los dos lugares son diferentes. 'Allá afuera nos ganábamos la comida con mayor facilidad, pero estábamos mal.

Estaba el sol, la lluvia e incluso las personas nos trataban mal, nos decían que estábamos en el medio, o que estábamos poniendo la ciudad fea. Ahora que estamos acá tenemos sombra, estamos mejor, pero las ventas han bajado un poco, no sé en qué consiste, pero han bajado'.

Samuel García fue uno de los libreros que lideró el proyecto de reubicación. Considera que 'los cambios son buenos siempre y cuando las personas estén preparadas para afrontarlos. Este ha sido un proyecto que ha tenido buena acogida a pesar que ha sido una gran falencia la publicidad'.

Literatura obligada

El sustento de este grupo de libreros lejos de venir de personas ávidas de nuevas historias radica en los títulos seleccionados por las instituciones educativas dentro de sus planes de estudio.

José García, quien lleva 27 años en este comercio, manifiesta que 'mantenerse como librero en Barranquilla siempre es durito, porque aquí el costeño muy poco entiende la lectura. Más que todo uno se sostiene por la literatura que mandan a leer en los colegios. Clientes ocasionales a los que les guste la lectura son pocos'.

Samuel, por su parte, afirma que de las cosas que más han perjudicado la comercialización son las nuevas tecnologías. 'Los colegios han recurrido ahora a plataformas y eso le ha hecho daño a la venta de libros'.

Pero no solo las TIC's se han convertido en un problema para estos libreros. Los planes de estudio a su vez han sido modificados frecuentemente en los últimos 20 años y los textos que se consultaban antes son muy distintos a los que solicitan ahora las escuelas.

Sin embargo, hay un libro que se ha mantenido pese a los constantes cambios: Álgebra de Baldor.

José Ulises Arteta Budis, o ‘El Budis’ como es conocido, desde el año 71 se dedica a este negocio con el que ha mantenido a sus cinco hijos, todos de ellos profesionales. El tiempo que lleva en esto le permite afirmar que 'el libro de estudio que más se vende es el Álgebra de Baldor, no han podido cambiarlo por ningún otro de texto de matemáticas'.

Autores más buscados

Tapias con su experiencia puede determinar qué tipo de obra busca una persona solo con verla y fijándose en cuántos años tiene. 'Hay varios gustos según la edad. Los jóvenes buscan mucho las trilogías, que son cosas que están pasando en la pantalla. Los adultos, por su parte, quieren cosas más hondas, como de filosofía'.

Él, como varios de sus compañeros, precisa que García Márquez es el autor por el que más preguntan.

Por su parte, María Hernández, quien empezó a vender libros hace 17 años influenciada por su tía cree que 'el libro nunca deja de tener su valor y así sea por consulta lo vienen a buscar. Los autores por los que más consultan son Paulo Coelho, Gabriel García Márquez, Walter Riso. Y ahora los de moda que son las sagas'.

Son cientos los títulos que estos comerciantes ofrecen a los compradores, y aunque ninguno lleva un inventario de los textos, han desarrollado una especie de precisión que les permite ubicar la obra por la que les consulten.