Compartir:

Al construir la vía que de Barranquilla conduce a Santa Marta se registró una de las ‘masacres ambientales’ más lamentables en la historia del país. El colosal complejo lagunar de la Ciénaga Grande pasó de ser un paisaje natural con vegetación de un verde vibrante y aguas pantanosas a transformarse en un cementerio de palos secos, que aún en la actualidad, pese a ese panorama desolador, lucha por continuar exhalando alientos de vida.