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'Como llora un Congo Grande, como llora de verdad, como llora un Congo Grande, como llora de verdad, muchas gracias Rafael Llanos no te vamos a olvidar, muchas gracias Rafael Llanos no te vamos a olvidar', declamaban entre lágrimas los miembros del Congo Grande de Barranquilla, quienes acompasando su canto con tambores le daban a Rafael Llanos Mesa, miembro de una larga dinastía de negros congos, la despedida digna de un veterano de la danza más antigua del Carnaval.

Llanos, quien hizo parte de la segunda generación de la Danza El Congo Grande, falleció a sus 78 años tras padecer una enfermedad renal.

Este carnavalero alegre y entusiasta, como lo recuerdan sus más allegados, perteneció a la dinastía de congos más tradicional del barrio Carrizal, una emblemática familia de siete hermanos que dieron un aporte invaluable a la protección de la cultura y las tradiciones carnestoléndicas.

'¡Aquí está tu Congo Grande mi viejo, aquí está tu nieto!, exclamaba Donny Núñez Llanos, de 24 años, quien con su traje de congo cargaba el ataúd de quien le enseñó el valor de la danza y la tradición: su abuelo.

Después de participar por más de 30 años en El Congo Grande de Barranquilla, los miembros de esta comparsa destacan su puntualidad y compromiso.

'Era un hombre de grandes cualidades que le aportó mucho a nuestra danza, dejó su semilla, le inculcó el amor por el congo a su generación y a las generaciones venideras', expresó Adolfo Maury, director de la danza, quien recibió de sus ancestros la mejor herencia que en sus palabras podían darle: el disfraz de congo.

'El nombre del señor Llanos suena a tradición', manifestó Carlos Álvarez, uno de los 130 integrantes de la danza que nació en el Barrio Abajo, se trasladó a Rebolo y en este momento se reúne en el barrio Los Andes.

El legado de la dinastía de la familia Llanos lo recibirá el bisnieto del difunto Rafael, Kewin Gómez de 15 años, miembro de la comparsa desde los 3 años. 'Eso lo llevó en la sangre, mi abuelo me enseñó el valor del Carnaval y este año bailaré en honor a él, para agradecerle sus enseñanzas y todo lo que en vida me dio', dijo Kewin con los ojos llenos de lagrimas mientras sostenía en sus manos una foto de su abuelo con el tradicional traje.

En Jardines de la Eternidad se realizaron sus exequias amenizadas con un ritual fúnebre, en el que miembros de la danza bailaron y cantaron por la vida y obra de un gran hacedor de la cultura barranquillera.

Su esposa y compañera de vida, Margot de Llanos de 76 años decía que la alegría de don Rafael era contagiosa, 'siempre estaba bailando o cantando'.

Personalidades del Carnaval y la cultura barranquillera lamentaron el fallecimiento y se solidarizaron con la familia Llanos. 'Mantengan vivo el legado de la tradición cultural que nos regaló el maestro', dijo el secretario de Cultura, Juan José Jaramillo, sobre quien dejó una herencia de valor incalculable para la ciudad.