Compartir:

La princesa Diana debilitó a la familia real al revelar en 1992 detalles poco halagadores de la vida de palacio al escritor Andrew Morton, que aseguró a la AFP que estas revelaciones seguían haciendo daño en la actualidad.

En su libro, de 1992, Diana, su verdadera historia, Morton reunía las confidencias que Diana le hizo sobre su matrimonio fallido con el príncipe Carlos, sus intentos de suicidio y su combate contra la bulimia, al tiempo que ofrecía un retrato mordaz de la vida en el seno de la familia real británica.

Este best seller arrojó luz sobre el futuro rey y continúa haciendo planear una sombra de duda sobre la capacidad de Carlos de suceder en el trono a su madre, Isabel II: exactamente lo que pretendía Diana, según Andrew Morton.

'No hay ninguna duda de que en sus conversaciones conmigo y, luego, con la televisión, cuando hablaba de que el príncipe no estaba hecho para ser rey, siempre consideraba que el príncipe Guillermo debería tener el papel del futuro rey', confió el biógrafo a la AFP durante una entrevista en su domicilio londinense.

'Hoy, una mayoría de personas preferiría que la corona vaya directamente a la cabeza del príncipe Guillermo. Eso no pasará, pero es en parte el sentimiento del pueblo, influido por la vida de Diana', consideró el biógrafo.

Diana estaba ‘desesperada’

Un sondeo de YouGov ilustró que las conmemoraciones por el 20º aniversario de la muerte de Diana afectaron la popularidad del príncipe Carlos: el 36% de los británicos interrogados consideraron que el príncipe era un valor para la monarquía, frente al 60% que opinaba lo mismo en 2013.

'El aniversario también reabrió viejas heridas por Camila, lo que le recuerda a la gente el papel clave que tuvo en el fin del matrimonio, presentado en aquel momento como un cuento de hadas', declaró Morton, que acaba de volver a editar su libro. Según ese sondeo, solo el 14% de las personas encuestadas desea verla como reina.

Diana, que causó un gran revuelo al decir que había 'tres personas' en su matrimonio, contactó con Andrew Morton, corresponsal real en aquella época, a través de un amigo, James Colthurst.

'Me contó anécdotas, la más notable fue una sobre cómo el príncipe Carlos había despedido a su secretario privado, eso le dio una sensación de control y de poder y a ella le gustaba eso', recordó.

'De lo que no me di cuenta en aquel entonces es de que Diana estaba simplemente desesperada, nada me había preparado para las revelaciones que vendrían luego', explicó.