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Cuando el día se ha tornado tensionante y el tráfico no avanza nos podemos encontrar con una persona que se las ingenia para amarrar una cuerda a un árbol, cruzar la calle y sostenerla del otro lado a un poste, para luego hacer malabares mientras mantiene el equilibrio.

O, cuando caminamos bajo el inclemente sol barranquillero de repente nos dejamos llevar por los sonidos de un saxofón, interpretado a las afueras de centros comerciales o de la Gobernación.

Estas son expresiones artísticas que encontramos muy seguido en las calles de la ciudad y que la adornan de creatividad, cultura y talento.

Juan José Jaramillo, secretario distrital de Cultura, Patrimonio y Turismo, indica que, para Barranquilla, ellos 'son muy importantes'.

'En el último mapeo que hicimos en la ciudad fueron convocados, porque también hacen parte de esta industria cultural, esta industria creativa. Cada uno de ellos es un artista en la calle', asegura.

Cuenta que hace dos meses tuvieron un encuentro de circo y 'escucharles sus historias, y todo lo que necesitan, motivó a que, desde la Alcaldía, empezáramos a trabajar para que muchos de ellos fueran profesores de aquellos niños que también quieren ser parte de esto'.

El que ellos estén en la calle no quiere decir que sean menos que los que no lo están, eso lo recalca Jaramillo.

Aclara que un artista que muestra su talento en la calle 'es diferente al muchacho que se para por necesidad'.

'El artista es el que inclusive estudia y busca un espacio alternativo en la ciudad. Sin embargo, con el resto, que lo hacen por rebusque y sienten pasión, también queremos que se profesionalicen', finaliza.

Trabajar para pagarse a fin de mes un sueldo 'como los demás'

En el mundo circense lo conocen como ‘Bromas’ aunque su nombre es Jhonny Benavides. Un balón de baloncesto, tres clavas, un trompo y una cuerda son sus implementos de trabajo, con ellos en un morral va cada mañana al semáforo de la calle 64 con carrera 46 a hacer trucos con malabares en la cuerda floja.

'Conocí amigos que estaban involucrados en el arte y el teatro y a través de ellos me enamoré del circo', dice este joven de 27 años.

Algunos, incluyendo su familia, le dicen 'payaso', él prefiere sacarle el lado positivo a ese término, 'ese de sacarle sonrisas a la gente'.

'El circo no es un rebusque. Es algo que te lleva a crecer y es un trabajo', dice, explicando que ahorra lo que gana a diario para a final de cada mes recibir su propio sueldo.