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Krystel Orozco es una joven de 21 años, de cabello rizado que sufrió agresiones verbales mientras estuvo en el colegio por esta característica física, los cuales la obligaron a realizarse un alisado permanente para evitar las críticas por parte de sus compañeros.

Cuenta que un año después de haber ejecutado el procedimiento notó que su cabello estaba sufriendo cambios drásticos y no favorables, como resequedad constante a causa de los químicos utilizados.

Para ella, el alisado se había convertido en una forma de esclavitud, puesto que debía permanecer en la peluquería ocultando la raíz de su cabello natural.

Cuando ingresó a la universidad, se dio cuenta de que debía aceptarse tal cual era, pero asegura que fue un proceso largo, ya que tuvo que empezar a cortar su cabello poco a poco hasta desaparecer por completo las partes alisadas.

Esa fue la mejor decisión que yo pude haber tomado, me di cuenta que tenía que aceptar que los rizos hacían parte de mi identidad, y desde entonces los comencé a lucir con orgullo'.

Como la historia de Krystel, existen muchas más, es por ello que colectivos en el Caribe como Pelo Bueno, de Cartagena, y Yo amo mis rizos, de Barranquilla, han alzado la voz para vencer los estereotipos existentes sobre el cabello rizado .

El pasado sábado, en la Universidad del Norte, estos dos grupos llevaron a cabo un conversatorio donde el escenario que se vivía recogía la diversidad cultural, el empoderamiento identitario y la belleza afro. El auditorio resplandecía con rizos alegres con diferentes texturas y colores; y con pieles en tonalidades oscuras y otras más claras.

El evento, que contó con el apoyo del Centro de Educación Continua, CEC, de la universidad mencionada, evidenció los prejuicios y tabúes del cabello rizado.

Cirle Tatis, la creadora de Pelo Bueno, explicó que 'el propósito de la iniciativa ciudadana es reivindicar la belleza heredada de África promoviendo su aceptación y la compresión de la historia y la ascendencia afrocolombiana.

Buscamos también utilizar el cabello como un pretexto o vehículo para poder generar reflexiones y debates sobre temas coyunturales como el racismo e imagen de la mujer en el contexto local'.

Por su parte, Shirly Orozco, miembro del colectivo Yo amo mis rizos, agregó que 'el conversatorio busca generar una conciencia en la ciudad y a nivel nacional de aceptar a las personas como son, y que estas a su vez empiecen a empoderarse de su imagen. Esto con el fin de que disminuya el acoso y maltrato generado por el cabello rizado o afro, para que las nuevas generaciones cada día se puedan sentir más libres y tranquilas de verse como se quieran ver'.

El comunicador social y periodista Kelvin Luna, invitado, contó que la importancia de estos encuentros es que permiten reconocer la diversidad de los tipos de cabellos que existen, pues siempre se está hablando de uno lacio, políticamente correcto y apropiado en la sociedad, mientras que el cabello rizado ha sido condenado a estar oculto a través del alisado, que se hacen las mujeres, y el rapado, en el caso de los hombres. 'El cabello rizado tuvo una connotación negativa como cabello malo, y participar de estos encuentros les permite a las personas apropiarse y aceptarse a través de la diversidad étnica, porque el cabello representa uno de esos elementos identitarios con el cual uno se autorreconoce como afro, por eso hay que lucirlo con tranquilidad y seguridad, sin necesidad de que alguien te diga cabello malo, hay que cambiar el chip, hacer un cambio desde el lenguaje y comenzar a reivindicarlo en nuestra sociedad', agregó.