A los siete años empezó a imitar a los cantantes de ópera que escuchaba todos los días cuando su tío político, Víctor Cardona, ponía estas piezas magistrales. La cultura de la música lírica siempre estuvo presente en la casa de su familia materna, tanto que despertó en él la pasión por este género.
Cardona era apasionado por la ópera y tenía gran aprecio por su sobrino, al que quería como a un hijo. Se encerraban en el estudio a jugar a la orquesta. Eduardo Escolar Quiñones, un niño en ese momento, tomaba cualquier objeto que tuviese cerca para simular una batuta y dirigía a una filarmónica imaginaria mientras su tío ovacionaba su actuación con un: '¡Bravo, maestro!'. Entonces, pasó de ser el director de la orquesta a ser el artista principal.
Ese juego de niños, en el que se creía un tenor, hizo que sus familiares vieran en él un don especial, el cual cultivaron con la ayuda de Gina Banfi de Abello, la profesora con la que se inició en las clases personalizadas.
Fue un alumno diferente. En el colegio empezó a demostrar el talento que tenía para este género musical y representó al Sagrado Corazón de la 74 en diferentes festivales intercolegiados. Hoy, tiene 23 años y es uno de los tenores más prometedores del país.
De caminar pausado y vestimenta impecable, su aspecto y su personalidad van acorde a su arte, sin embargo, es un 'barranquillero mamador de gallo con gustos musicales diferentes a los generales'.
La contradicción
Su padre, Eduardo Escolar, es un salsero empedernido, de esos que, según afirma el hijo, no 'pela' un viernes en La Troja. Es uno de sus mejores amigos y la relación que tienen la describe como 'amistad y compinchería'.
'Yo soy todo lo que mi papá nunca soñó. Él quería que fuera beisbolista profesional de Grandes Ligas y de hecho practiqué béisbol por muchos años. Alternaba el deporte con las clases de canto, sin embargo, cuando tenía 15 años tomé el bate y el guante y se los entregué. Les dije que ya no quería jugar, que lo mío era la música'.
En el año 2007 fue la primera vez que su padre lo vio cantar en una presentación en el colegio. 'Él no sabía que yo era cantante lírico. Sabía que tomaba clases de música, pero él creía que era de pop o algún otro género'.
Su reacción fue inesperada: al ver que su hijo abrió la boca y salieron esas notas majestuosas, sus ojos se llenaron de lágrimas y no pudo contener la emoción. 'Mi papá lloró como una Magdalena, tenía la boca abierta y me miraba de forma incrédula, no podía asimilar que el que estaba en esa tarima era su hijo. Se sintió la persona más orgullosa del mundo', dice Eduardo entre risas, al tiempo que recuerda que pasaron cinco años para que su padre dejara de llorar cada vez que lo escucha interpretar una canción.
Ese descubrimiento hizo que le propusiera irse a estudiar música al exterior, sin embargo, Eduardo no quiso porque no se sentía preparado. 'Yo estaba en una disyuntiva cuando terminé el colegio. Les dije que quería estudiar música pero no acá en Barranquilla, les pedí estudiar ciencias políticas o derecho porque tenía miedo de irme y dejar a mi familia'.
Se matriculó en la universidad y siguió tomando clases de canto, y aunque en un momento casi abandona sus estudios de derecho, continuó la carrera y hoy está en octavo semestre. Canta más que nunca y muchos barranquilleros ya lo reconocen por su talento, canta más que nunca y solo una cosa le marcó: que su tío Víctor no haya podido verlo en una presentación en vivo, ya que falleció hace 10 años por un paro cardiaco.
'Esa ha sido una de las cosas que más me duele. Siempre le dedico todas mis presentaciones a él. En la mente le digo: esto te lo dedico a ti porque por ti estoy aquí. Es una lástima que nunca haya podido verme con una sinfónica acompañándome frente a un público'.
Está ‘A otro nivel’
Nunca pasó por su mente participar en un reality, pero Sergio Martínez, un amigo al que define como su hermano de otra madre, decidió llenar el formulario de ‘A otro nivel’ y enviarlo. 'Solo me dijo: ‘te acabo de inscribir’. Mi cara fue de sorpresa porque siempre he sido muy dejado de los programas de televisión, pero me llamaron para decirme que había sido escogido'.
Ya en Bogotá se presentó a los primeros filtros y luego pasó al ascensor en el que cantó La Donna é mobile, de Giuseppe Verdi, con talento tal que los jurados Kike Santander, Silvestre Dangond y Fonseca oprimieron el botón y le dejaron saber su fascinación.
'Lo que más sorprendió fue ver a un costeño, un barranquillero ‘arrebatao’, cantando música lírica. Esto da muestra de que en la Costa somos diversos y que tenemos mucho talento. No solamente somos buenos para cantar los ritmos caribeños. Sin perder la jocosidad que nos caracteriza, demostramos que acá nace de todo', comenta.
Sus gustos
No solo la música lírica está en su lista de reproducción, Escolar escucha otros géneros. 'También me gusta mucho la música andina colombiana, el jazz, el blues y algunos boleros. Eso no quiere decir que no sea un costeño que se baila un vallenato o una salsa. Soy un barranquillero que baila ‘arrebatao'.
Cuenta que tiene muchos amigos que lo apoyan y que están emocionados con lo que ha logrado hasta ahora. 'Todos quieren ser mis managers. Están pendientes del programa, siempre me han mostrado colaboración al 100%. Uno de ellos es Ignacio Consuegra Bolívar, que me está ayudando mucho'.
Su meta es estudiar música de forma profesional en una academia en el extranjero y afirma que ve en este programa la oportunidad de conseguir los recursos económicos para lograrlo. 'Ganarme el premio mayor es una grandiosa oportunidad para poder cumplir mis sueños. Mi deseo es ser cantante de una compañía de ópera y recorrer las casas de ópera en el mundo'.
SE ABREN PASO
Como Eduardo, varios son los casos de barranquilleros que se han inclinado por cantar música docta y que luchan cada día por cumplir sus metas. Jessica Pernett es una soprano que se perfila de forma contundente en el género.
'He tenido bastante entrenamiento con algunos maestros en Bogotá, con extranjeros en el Ecuador y con un profesor armenio que se llama Alesandre Tamazov'.
Es egresada de Bellas Artes y desde pequeña se inclinó por la ópera. 'Siempre me gustó la música clásica. También me gradué como violinista y estuve en la Orquesta Filarmónica de la Universidad del Atlántico, que ya no existe'.
Destaca que en Barranquilla no se tiene la cultura de la ópera, sin embargo, sí es del gusto del colectivo. 'Acá no se promueven los espectáculos de ópera. Se priva a mucha gente de tener un show cultural que puede abrir una perspectiva importante. En la ciudad hay mucha diversidad cultural'.
Por otra parte, Junior Elías Ramba, más conocido como Jota, es un contratenor barranquillero de 23 años, residente del barrio Chiquinquirá, que sueña con tener una fundación para enseñarles a jóvenes de bajos recursos a hallar un camino para desarrollarse como artistas.
'Hace 14 años empecé mi proceso como cantante lírico cuando iba donde mis abuelos en Soledad 2.000. Mi amor por la música clásica surgió cuando veía a esos cantantes en televisión interpretando ópera. Además, mi abuelo escuchaba mucho a Beethoven, Mozart, Chaikovski, él me inculcó esa cultura. Entre mis proyectos de vida están crear una fundación y dar a conocer más la música clásica en la ciudad'.
Tiene una invitación para ir a Río Bravo, México, a representar a Barranquilla en el festival ‘Arte de Río’, para lo que recoge fondos vendiendo boletas para sus conciertos. 'Hay algo que se llama Cabildo, Arte y Paz, que es un colectivo de artistas de diferentes talentos que tratamos de difundir la paz por medio de la cultura. El poeta Nicolás Martínez me escuchó cantar y me extendió la invitación para ir a presentarme del 16 al 18 de octubre'.
Señala que en la ciudad no hay apoyo para este arte. 'Así como en Cartagena está Hay Festival y en Bogotá está Ópera al Parque, mi intención como barranquillero representante de la música clásica es, a través de la fundación que quiero abrir, lograr que la ciudad tenga la Semana de la Ópera, una semana que se le dedique a las grandes composiciones de de la música clásica'.
Neisser Flórez, de 24 años, también hace parte del extenso grupo de cantantes de música clásica en la ciudad. Este tenor, que vive en el barrio Las Cayenas, es estudiante de licenciatura en música en la facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, y quiere ser como el tenor peruano Juan Diego Flórez.
'Con la música no busco fama, busco satisfacción propia, quiero aprender para transmitir, para enseñar a otros el conocimiento que he adquirido', dice.