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En el Hotel Le Meurice, 'un espacio bellísimo en Rue di Rivoli', la avenida donde late con más fuerza el lujo parisino, movido por los nombres de las firmas más exclusivas del mundo, Silvia Tcherassi alojó su más reciente colección. Tonos neutros al fondo, rosas blancas al frente, y en el centro, la propuesta Primavera Verano 2018 de la colombiana más internacional que ha dado la moda. Todo, con su propia melodía, y nunca mejor usada esta expresión.

Tcherassi encontró la musa de su más reciente colección, que llevó a París en el marco de su Semana de la Moda, en la música que a diario escucha. Éxitos de los años 60 y 70 que, en una asombrosa expresión de sinestesia, terminaron convertidos en prendas de algodón – el textil ‘rey’ de la propuesta –, seda y chifón, y que en el corazón de una genuina capital de moda vio el mejor escenario para una presentación privada, una alternativa que para la diseñadora cada vez resulta más efectiva. Silvia es una convencida de que el mercado de moda está saturado de desfiles y muchas otras maneras de presentarle al mundo sus piezas, pero ninguna tan auténtica y honesta como una presentación reservada, que permite un acercamiento al público a tal punto en que puede detallarlas, tocarlas: conectarse.