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Rodrigo Parra Sandoval es profesor universitario e investigador independiente y ha dividido su vida entre los estudios de su profesión y la escritura. Por un lado ha dedicado gran parte de sus años a investigar temas de sociología de la educación, en donde ha indagado en cómo son las escuelas por dentro, cómo es su cultura, sus hábitos, formas de enseñar, el manejo del poder, entre varios aspectos sobre los que ha escrito aproximadamente 19 tomos.

Por otra parte está la literatura, con la que tímidamente se ha ganado un lugar entre los nombres de autores colombianos, que consolidó el año pasado cuando obtuvo el Premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura. Acaba de publicar Voto de tinieblas con Ediciones B, texto en el que combina la investigación histórica con ficción.

Aunque confiesa que estar alejado de los círculos literarios le ha dificultado un poco conocer el mundo editorial y lograr que sus manuscritos sean publicados, no le ha afectado su producción puesto que dice que 'me gusta mucho escribir, entonces lo hago independiente'.

En su último libro desarrolla el encuentro de dos mundos y dos corrientes de pensamiento. El marco histórico es la expedición botánica y la expedición filantrópica de la vacuna, 'que fue la primera expedición internacional de salud pública que mandó España para acá, porque estaba en plena epidemia de viruela', explica.

En la historia se encuentra una monja con un grupo de médicos españoles para lograr el diálogo entre 'las formas médicas de la colonia y las formas modernas, porque esa expedición traía ya por primera vez la vacuna'.

Para armar la historia se demoró cinco años, de los cuales destinó dos únicamente a la investigación, puesto que parte de la información la tuvo que conseguir directamente en España.

Arquitectura del caos

Para escribir sus historias Parra Sandoval hace uso de lo que el mismo denomina 'la arquitectura del caos'. Este concepto hace referencia a la idea de que nada de lo que sucede en la vida está conectado con nada, sino que las cosas pasan por azar. 'La vida es como fragmentada, una cosa no es consecuencia de la otra siempre. Hay desorden, hay afán, hay cosas que le pasan a uno sin desearlo o pensarlo y a veces uno desea mucho algo y no le pasa. Se va formando una cosa que no tiene ninguna estructura sino que son muchas cosas que son al azar', precisa.

Cuenta además que 'hay que contar por partes y con esos fragmentos construir las vidas e ir metiendo en la narración el azar'.