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El miedo al fracaso es su principal temor. Les gusta el reconocimiento, pero no en exceso. Son hinchas de Junior, cocinan, tienen novio/novia, disfrutan la vida como cualquier persona, pero con una variante: poseen talentos excepcionales que han sabido desarrollar a lo largo de su vida.

Pueden ser las matemáticas, en el caso de Celso Andrés Santiago, María José Cotes, Adriana Arteta, Daniel Díaz o María Alejandra Zapata, pero también pueden ser los idiomas, como pasa con Leslie Bacares y David Villarreal, o cualquier otra área en la que una persona desarrolle un potencial por encima del promedio.

Dentro de la excepcionalidad se encuentran las personas 'por encima y por debajo de la media'. En el grupo de aquellos que están por encima están los talentos excepcionales, que corresponden a personas que presentan un desempeño superior en determinadas áreas, los sobredotados que tienen superioridad en todas las áreas y los genios, que son aquellos que marcan a la humanidad como Mozart o Albert Einstein.

'Cuando un niño inteligente está en un salón de clases y el maestro va muy lento, él se aburre porque ya sabe eso y no le gusta que le repitan. Prefiere que algo fluya rápido, lo ponga a pensar y crear. Algo que en la escuela tradicional no se ve', explica la rectora del colegio IDPHU Campestre Bilingüe, Marietta Morad.

José Víctor Arteta, vicerrector administrativo de la institución y médico neurólogo, explica que una capacidad intelectual muy elevada es un desequilibrio realmente. 'Sucede con frecuencia que tengas niños de 13 o 14 años en undécimo grado, entonces tendrá que interactuar con personas de otras edades. El apoyo es grande porque hay que dejar claro que dentro de todas esas diferencias somos iguales'.

Plantea que muchas veces los padres 'supervaloran' a esos niños y ellos se sienten así. 'Tienen que aprender a compartir, a tolerar la frustración porque además hay tendencias a la ansiedad o incluso al suicidio porque las expectativas de vida que generan son demasiado altas y a veces difíciles de cumplir'.

Es esa frustración a la que hacen referencia todos ellos. 'A uno le da miedo equivocarse porque muchas veces te preguntan que si lo sabías entonces por qué no lo hiciste bien', aseguran.

'Uno se dedica a buscar cuál es la inteligencia sobresaliente de cada niño', indica Morad.

Para esto hay diferentes pruebas psicotécnicas para identificar estas potencialidades en las personas, 'la más completa es la escala de Wechsler', añade.

A sus talentos excepcionales estos jóvenes entre 14 y 16 años le encuentran 'el lado chévere', el cual se basa en 'poder ayudar a los demás compañeros en cosas que no entiendan y nosotros sí'.

María Alejandra cuenta que su filosofía de vida es una frase que le dijo un día su abuela, 'si algo no lo sabes, intenta saberlo'. A partir de ella se interesa por leer en casa, investigar y buscar asesoría para cumplir su sueño de estudiar astrofísica y trabajar en la Nasa.

'Ellos saben que son inteligentes, pero que necesitan estudiar para desarrollar esas capacidades', asegura Morad.