Compartir:

Antes de ser la reina de Colombia y la segunda mujer más bella del universo, Laura González Ospina fue chica M!ércoles. Antes de adornar nuestras páginas fue elegida señorita Cartagena y unos años atrás estudiaba actuación en Bogotá en Casa Ensamble, nada más y nada menos que con la actriz Alejandra Borrero.

Pero si retrocedemos más el casete, Laura fue la gordita del salón, la que sufrió de bullying, la que jamás pensó en ser reina de belleza.

Hoy lo es y con sobrados méritos. No solo tiene una figura que despierta el ímpetu hasta de los espíritus de la ciudad amurallada, también tiene inteligencia para sacarle el quite a las típicas respuestas de las modelos que concursan en este tipo de certámenes.

Así lo demostró en noviembre cuando le dio una entrevista a revista M!ércoles y así lo reconfirmó durante el certamen nacional cuando respondió la pregunta del jurado.

—¿Cuál piensas que es el rol que tiene tu generación hacia los cambios sociales que tiene tu generación relacionados con la igualdad a todo nivel?—.

—Si hay algo de lo que me sienta orgullosa de mi generación es que cada día hay más líderes a cargo de llevar a cabo estas propuestas. Cada vez hay más grupos en contra de la homofobia, cada vez hay más grupos a favor del medioambiente, cada vez hay más grupos a favor de la importancia de la mujer, cada vez hay más grupos en contra del bullying. Eso es lo que me hace orgullosa de mi generación—, respondió sin nerviosismo, segura de lo que decía, porque el tema de la igualdad hace parte de su discurso.

'Cartagena se merece esto, y lo que más deseo es que los cartageneros celebren en grande', dijo minutos después de recibir la corona como reina de los colombianos.

Y de seguro los cartageneros siguen festejando hoy, luego de su gran participación en Miss Universo. Una caleña que arroparon cuando llegó a esa ciudad, de seis meses de nacida, hoy es la segunda mujer más bella del planeta, como en la canción de Carlos Vives: Dios bendiga a Cartagena la fantástica viva el África, viva el África.

Y viva Laura, con su discurso de respeto, de inclusión, de superación frente al acoso y que de seguro se seguirá escuchando de sus labios. ¡Viva la fantástica reina que hoy tienen los colombianos!