La alegría y la tristeza fueron una sola en Gamero. Los tambores y las caras sonrientes y juguetonas de los bailarines de la Danza de Negro, contrastaban con las lágrimas de las matronas del pueblo que esperaron pacientemente el regreso del gran ‘Orisha de la Rosa’.
La espera terminó. En caravana, desde la funeraria Lorduy, al norte de Cartagena, el cortejo fúnebre con el cuerpo de Magín arribó al municipio que hace exactamente un mes, lo vio partir rumbo a Las Vegas, Estados Unidos, a cumplir un nuevo sueño: alzarse con un Grammy Latino.
En Gamero, ayer no despidieron al Premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura, ni al artista que se convirtió en tendencia en redes sociales tras morir en Las Vegas a sus 95 años. Tampoco al ganador del Grammy Latino al mejor diseño de carátula por su producción El Orisha de la Rosa. En Gamero, decenas de amigos, seguidores y artistas, le dieron el último adiós al vecino, al padre, al cautivador de rosas, al sonriente cacique de la Danza de Negro que durante más de 50 años amenizó los carnavales del pueblo.
Los tambores no cesaron ni un solo momento desde que el féretro llegó a suelo gamerano. Sus discípulos, grandes y pequeños, bailaron y brillaron en lo que ellos mismos describieron como su mejor presentación.