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Uno de los nombres más promocionados desde que el Festival Internacional de Música anunció su programación, fue el del brasilero Nelson Freire. Y cómo no, si este hombre no es solo uno de los pianistas más destacados y virtuosos de nuestro tiempo, sino además es el portador de una historia de vida inspiradora para todos aquellos jóvenes que ven en la música un sueño.

Freire nació en Boa Esperanca, un pequeño poblado de Brasil, donde solo habían tres pianos, incluido el de su mamá. Cuando tenía tres años –relata– empezó a tocar el repertorio que le escuchaba a su hermana mayor, quien ya recibía clases para darle uso al instrumento.

Fue tal la sorpresa de los padres que no dudaron en buscar un maestro que esculpiera el talento del que ya era llamando un niño prodigio del piano. Viajaban casi diez horas semanales, solo para que Freire recibiera clases, y se mudaron a la capital de Brasil en busca de mejores herramientas para el pequeño, que tan solo con cinco años, ya ofrecía recitales de la Sonata de Mozart en la mayor.

No faltó mucho –recuerda el veterano músico– para que el piano terminara convirtiéndose en la gran pasión de Freire, quien a los 12 años se trasladó a Viena (Austria) a continuar sus estudios musicales. Desde entonces sus reconocimientos no han parado.

'En Brasil, después del fútbol, creo que lo que más le gusta a la gente es el piano. A principio de siglo había un gran número de artistas que viajaban por el mundo haciendo música', describió el intérprete, quien además se confesó como un estudiante poco aplicado.

'La verdad no fui un alumno muy disciplinado. Muy correcto. Pero creo que los profesores que pasaron por mi vida me dieron la toda la estructura pianística y hasta psicológica que se necesita para la música', aseguró.

Para Nelson Freire, cuyo nombre figura en la colección de Grandes Pianistas del siglo XX de Philips Records, la música es un arte en movimiento, por lo que destaca espacios como el Festival Internacional de Música en donde el público tiene la posibilidad de escuchar en vivo a los intérpretes.

'No me gustan los discos. Ni siquiera me gusta escuchar mis propias grabaciones. Entro a un estudio de grabación, me imagino al público, toco dos o tres veces, y luego dejo todo en manos de Dios y de un ingeniero', describió el intérprete de 72 años, cuya primera presentación en Cartagena será esta noche en el Teatro Adolfo Mejía.

En esta primera cita con el público del Festival Internacional de Música de Cartagena, Freire compartirá escenario con la Münchener Kammerorchester y el joven director Clemens Schuldt, en una jornada en la que interpretará la Sonata Claro Luna de Beethoven.

'Este festival me parece fantástico, porque creo que en esta época la música es muy importante, sobretodo porque es la manera más directa y eficaz de lograr unión entre los pueblos. En un momento tan convulsionada con tantas guerras, es maravilloso que existan festivales como este', señaló.

Aplaudido arranque

Este año el festival subió su telón con una selección de las obras más conocidas de los tres maestros clásicos que le dan forma a su edición número 12.

Los invitados de la Münchener Kammerorchester y el pianista Rudolf Buchbinder deleitaron por dos horas a los asistentes de Teatro Adolfo Mejía con un programa que incluyó la Sinfonía Concertante en si bemol mayor de Haydn, la Sinfonía n° 40 en sol menor (k550) de Mozart y el Concierto n° 3 para piano de Beethoven.

La programación del concurrido festival continuará hasta el próximo 15 de enero, con presentaciones y galas en diferentes puntos de la ciudad. La Plaza San Pedro Claver, la capilla de Hotel Santa Clara, el Teatro Adolfo Mejía y el Centro de Convenciones recibirán durante estos días a 186 artistas de todo el mundo.