Cuatro jóvenes –dos en el violín, uno en el chelo y otra en la viola– que no sobrepasan los 25 años, son por estos días los intérpretes más aclamados del Festival Internacional de Música de Cartagena.
El Schumann Quartett, y toda su destreza para saltar entre las obras de Beethoven, Mozart y Haydn, no solo se ha robado lluvia de aplausos en cada una de sus presentaciones en el festival, sino también la admiración de críticos y conocedores de este género que los proyectan como grandes figuras de la música de cuerdas.
Casi sin mirarse, y con un toque de timidez que aflora en sus rostros jóvenes, los hermanos Mark, Erik y Jen Schumann, mantienen al público 'anestesiado' mientras las cuerdas de sus instrumentos viajan entre el siglo XVIII y XIX. A su lado, y con una elegancia, que parece guiar el ritmo de las obras, el violín de Liisa Randalau, hace lo propio para seguir cautivando fieles escuchas.
Según la reseña biográfica entregada por el festival, 'el Schumann Quartett ha alcanzado una etapa donde todo es posible porque ha logrado deshacerse de la certeza'. La historia musical de este cuarteto de cuerdas que obtuvo el primer lugar en el prestigioso Concours de Bordeaux y es considerado uno de los más virtuosos del mundo, se inició con el deseo de los hermanos Schumann de tocar juntos desde muy temprana edad.