Compartir:

Las diferencias que existen entre una región y otra en Colombia están fuertemente relacionadas con la música popular de cada una de ellas. Los ritmos del Caribe suelen ser identificados con la alegría, mientras que los andinos con cierta nostalgia y tristeza, y lo mismo ocurre con sus habitantes.

Pero, ¿cuál es el papel político de las emociones musicales? Es justo a partir de esta pregunta que parte Óscar Hernández, uno de los invitados al XII Carnaval Internacional de las Artes, en su libro Los mitos de la música nacional. Poder y emoción en las músicas populares colombianas 1930-1960.

Hernández, quien es profesional en Estudios Musicales, tiene especialización y maestría en Estudios Culturales, desarrolló ese trabajo investigativo como tesis para graduarse como doctor en Ciencias Sociales y Humanas en la Universidad Javeriana.

'Lo que quería investigar es el papel político de las emociones musicales y me pareció interesante verlo en ese momento histórico de la música popular en Colombia en el que hay un cambio tan notorio en que se gira de una centralidad muy fuerte de la música andina, a una muy notoria de las músicas del Caribe', explica en diálogo con EL HERALDO el académico.

Añade que también estaba interesado en descubrir cuáles eran las características emocionales y las etiquetas emocionales que tenían esas músicas y a su vez cómo eso se encontraba relacionado a ciertos cambios sociopolíticos y económicos que atravesaba el país en ese momento.

Distinto a lo que se puede pensar, Hernández dice que la bibliografía no fue uno de los obstáculos que tuvo para emprender su estudio. 'Académicos existen pocos, pero eso no quiere decir que no haya fuentes', asegura y agrega que 'no es tan cierto que no haya material, lo que sí pasa es que hasta ahora hay una mejor producción académica en el sentido de que tiene mayor rigor, mejor tratamiento de las fuentes y es hecha con gente con mayor formación'.

Estereotipos regionales

Hernández también plantea que se ha reducido la música popular de las regiones a un estereotipo que se ha expandido en el territorio nacional. 'Uno ve que a pesar de que la música del Caribe es muy amplia, muy variada, tiene una cantidad de géneros muy diferentes unos de otros y de expresiones emocionales, termina siempre posicionándose la idea de que la música de esta región es necesariamente alegre'.

Esta misma etiqueta también se ve reflejada en los oriundos de esta zona del país que constantemente pueden ver puesta en juicio su ‘costeñidad’ sino cumple con ciertos patrones preestablecidos, que están directamente conectados con su música.

Este mismo fenómeno se refleja en el centro del país en donde la música andina es catalogada como 'melancólica, triste, aburrida y fría', a pesar de contar con mayor variedad.

'Colombia dejó de ser un país principalmente andino a un país principalmente Caribe y es reconocido por fuera como un país Caribe. Eso hace 50 años era difícil. Las músicas populares han tenido mucha influencia con ese giro', señala Hernández quien también relaciona este giro con el posicionamiento con el que cuenta el país en los ranking mundiales de 'felicidad' en donde siempre ocupa los primeros lugares. El año pasado Colombia ocupó la segunda posición.

Papel de las instituciones

Frente a la gran riqueza cultural que tienen diversas expresiones musicales,las instituciones públicas deberían, según dice Hernández, 'cerrar las brechas de lo que no está siendo atendido por los privados'. El autor, que no se declara partidario de que el Estado intervenga el contenido, sí considera que 'la principal función del Estado es darle mucha importancia a las músicas folclóricas o tradicionales que no están circulando por los circuitos comerciales y proteger también otras expresiones culturales que no son comerciales'.

A su vez apunta que, sin tener nada en contra de la música comercial, esta si tiende a hacer una homogenización emocional, lo que no permite que las personas puedan consumir contenidos variados y hacer sus propias construcciones.

No hay verdades absolutas

'Uno no llega a decir qué significa la música porque puede significar cosas distintas para cada persona en cada momento y en cada circunstancia diferente de escucha', expresa Hernández.

La significación musical se encarga de estudiar precisamente cómo se dan esos procesos, cómo se construye el significado y cómo cada persona –con una historia particular de relación con la música– es capaz de construir cierta afinidad con esta. Significa distinto para cada individuo y está ligado a sus experiencias vitales.

Sin embargo, dentro de cada cultura, sí hay ciertos significados que se vuelven comunes en un periodo especifico. 'Uno llega a decir qué significa, pero sí cómo a través del tiempo algunas formas de significar se han vuelto más privilegiadas que otras', finaliza el autor.

Su participación en el Carnaval de las Artes será el sábado en La Cueva a las 9:30 de la mañana, en donde conversará con Alberto Salcedo Ramos, con quien ampliará los resultados de su investigación.