Compartir:

Visitamos al empresario en su residencia, ubicada en la urbanización Azúcar Buena, en la capital del Cesar, y aprovechamos para conocer su éxito en redes sociales, las cuales usa para contar su vida al lado de Diomedes Díaz, mostrar sus platos criollos y también lucir su particular ropa, la cual llama ‘línea ajoacada’.

Tal vez, el hecho de publicar en redes sociales lo que a muchos les parece poco ‘cool’: una gallina guisada, un chivo frito o tal vez las ‘pintas’ coloridas, es lo que lo ha convertido en un 'influencer criollo'.

Este valduparense reconoce que su ciudad ha influido mucho en lo que él es hoy en día. El hecho de haberse criado en un barrio popular por sus músicos, gestó en él un gran sentimiento por el vallenato y la cultura de su región.

'Haber sido criado en el barrio Cañaguate me dio la oportunidad de amar la música porque el ambiente era ese, de músicos', afirmó Joaco Guillén.

Y así, entre parradas familiares, fue construyendo amistades, de las cuales tiene grandes recuerdos. Poncho Zuleta, gran allegado suyo es uno de los que más anécdotas tiene.

'Recuerdo que a Pocho Zuleta le gustaba mucho parrandear en la finca de mi papá. Eso eran dos chivos que se comían cada vez que iban. Una vez a mi papá le nació un ternero ciego y se convirtió en novillo y se lo regaló a Zuleta. Invitó a casi medio Valledupar para allá, para comérselo. Hicieron carne asada, guisada, hicieron de todo y Poncho hasta se llevó una ponchera llena de carne. Como a la semana se encontró con mi papá y le dijo 'ajá, ¿cómo te ha ido ha ido, Guillén? Bien, Zuleta, ¿cómo estás?, y Poncho le respondió fue con otra pregunta: ¿no ha nacido otro ciego?', cuenta entre risas Joaco.

Su gran amigo

Aunque son incontables las amistades que tiene, para Joaco Guillén la persona que marcó su vida, desde muy temprana edad, definitivamente fue Diomedes Díaz. Afirma que compartió tanto con él y que lo consideraba un hermano más. 'Diomedes fue el todo para mí. Crecimos juntos y nos queríamos muchísimo', dice.

Tanto fue el acercamiento sentimental que para Joaco, ahora Diomedes Díaz 'es como un santo'. Pues con una pequeña escultura, la cual posa en el tocador de su habitación, al lado de otras imágenes religiosas, lo recuerda diariamente.

'Los santos que yo siempre he seguido son el Divino Niño, santo Ecce Homo, la Virgen del Carmen y a Diomedes lo tengo como un santico. Antes de salir, los toco a todos y a él también', expresó.