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'La misa no se paga', declaró el papa Francisco en la asamblea general celebrada el pasado miércoles.

Esta polémica frase del líder religioso reabrió un viejo debate en la sociedad: ¿deben cobrarse los sacramentos?

En un recorrido por diferentes templos de la ciudad buscamos respuesta a este y otros interrogantes, sobre todo ¿cómo se sostienen las parroquias?

En una sencilla casa con aspecto desvencijado, piso de baldosa roja recién encerado y paredes con pintura en algunas partes descascarada, intenta erigirse una parroquia en el populoso sector del barrio Rebolo, en Barranquilla.

En el pequeño recinto adornado por unas cuantas cruces, pocas velas y azotado por un calor que ahoga nos recibe el sacerdote José de Jesús Salcedo Daza, de la iglesia San Miguel Arcángel. El padre narra todas las travesías que debe sortear para el sostenimiento del templo con las ínfimas donaciones que recibe.

'La Iglesia vive de las donaciones, esto no es un secreto. Es como una casa a la que hay que sostener, pagamos las hostias, el vino, las flores, veladoras, baterías de los micrófonos. Todo esto cuesta dinero', expresó el párroco.

Los bazares, venta de pasteles, empanadas, sopas y bingos son algunas de las actividades que desarrollan los fieles para conseguir recursos en pro de la Iglesia. Sin embargo, la delincuencia en el sector dificulta mucho una futura construcción.

'Esta edificación es aún una casa estrato uno y así nos cobran las tarifas de servicios. Pagamos 170.000 pesos en luz, $300.000 en hostias, $80.000 en agua. La Iglesia tiene unos aranceles establecidos, por ejemplo, la celebración de un matrimonio cuesta 200.000 pesos, pero en este templo los fieles no tienen esa cantidad de dinero, ahí les pedimos que donen lo que esté a su alcance y si no tienen, sigue siendo un deber nuestro celebrar los sacramentos de Cristo', añadió.

En una zona diametralmente opuesta de la ciudad la iglesia del Espíritu Santo emerge imponente en la esquina de la calle 96 con carrera 56.

Filas de lujosos vehículos esperan por un cupo de parqueo antes de celebrarse la eucaristía de los domingos, 26 aires acondicionado mantienen fresco el ambiente, sillas confortables, hermosos arreglos florales, manteles inmaculados y mesas relucientes, un baptisterio, osario, oratorio, capilla, cafetería, entre otros espacios para ‘hablar’ con Dios hacen que este templo ofrezca todas las comodidades de un feligrés estrato 6, y esto se refleja no solo en los ingresos de la parroquia; también en sus egresos. Más de 6 millones de pesos en luz, $800.000 en facturas de hostias y vino, $600.000 en agua, salarios de secretaria, contadora, jefe de mantenimiento y jardinero, entre otros, cuya nómina mensual sobrepasa los 10 millones de pesos.

El párroco del Espíritu Santo Carlos García reafirma que los sacramentos no cuestan nada. No obstante, hay unos precios básicos como el de las partidas cuya expedición del documento tiene un valor.