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Aunque los palmiches se encontraban prohibidos por mandato de la Alcaldía, los católicos los portaron un año más con el fin de simular la bienvenida de Jesús a Jerusalén.

Miles de fieles católicos de la ciudad se reunieron en torno a la celebración que marca el comienzo de la Semana Santa: el Domingo de Ramos.

Niños en brazos también fueron llevados a las iglesias por sus familias, donde participaron en el acto de la procesión, mientras otros asistentes aprovecharon para confesarse.

Adriana Martínez participó desde las 7:30 de la mañana en la celebración eucarística de la Catedral María Reina. La joven madre llevó a su hija Isabella, de ocho meses, para 'darle gracias a Dios y bendecir su vida'.

'Traje a mi hija para que siga con el catolicismo desde pequeña', mencionó Martínez, quien también estuvo acompañada por sus sobrinas de siete y ocho años de edad.

Asimismo, a la iglesia San Nicolás de Tolentino, Karla Marín asistió con su hija de un año y medio, Heily. Esta mujer indica que fue con ella porque es importante que 'desde pequeños sientan – los niños– el amor de Dios'.

Pedro Herrera es un barranquillero católico desde niño, así se presenta ante todos. Él asistió a la Catedral para 'pedirle a Dios volver a caminar' después de ocho meses de estar en una silla de ruedas a causa de un accidente laboral.

'Estoy vivo gracias a Dios', mencionó el hombre de 63 años que año tras año asiste a la celebración católica.

Herrera es una de las personas que emigró de Venezuela por la 'falta de alimentos y medicamentos' que hay en el vecino país.

'Sé que en este Domingo de Ramos me ha caído la bendición, la misma que quisiera que le cayera a todo el pueblo colombiano', concluyó.