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Un concurso 'Miss America' sin desfile en traje de baño, leyes más duras sobre el acoso sexual, una cifra récord de mujeres que disputan elecciones: ocho meses después del estallido del escándalo Weinstein, el movimiento #MeToo es omnipresente en el debate estadounidense.

En un inicio, el #MeToo se tradujo en la denuncia de una impresionante cantidad de hombres poderosos acusados de cometer abusos sexuales en todos los sectores profesionales. Muchos de ellos vieron derrumbarse sus carreras de la noche a la mañana.

Pero a comienzos de enero, el nacimiento del movimiento Time's Up marcó una nueva etapa. Las mujeres pasaron a la acción, apoyándose unas a otras para demandar a sus abusadores y ampliar su combate a todo tipo de discriminación, como la enorme desigualdad de salarios entre hombres y mujeres.

Desde entonces no pasa un solo día sin que el espíritu del #MeToo afecte la actualidad de Estados Unidos, empujando a todos los hombres a una verdadera reflexión. 

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Esta semana, la poderosa liga de fútbol americano, la NFL, recibió llamados a terminar con la explotación de las porristas, las bailarinas con poca ropa contratadas para distraer a los hinchas, cuando surgieron informaciones de que reciben sueldos de miseria y son tratadas a veces como acompañantes de lujo.