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Anacondas, jaguares y tortugas decoran una roca gigantesca que interrumpe la espesa selva amazónica. Son dibujos de la mitología indígena de Colombia que la sangrienta guerra mantuvo ocultos por décadas.

En el corazón del Guaviare se levantan los tepuyes del Parque Natural Chiribiquete y la serranía La Lindosa. Estas montañas erosionadas de la era terciaria que parecen tambores gigantes son parte del territorio que aún hoy se disputan grupos armados.

Diseminadas en el océano verde esmeralda del sur colombiano, en un territorio casi tan grande como Suiza, se resguardan miles de murales rupestres de un valor inestimable para el entendimiento de la Amazonía.

'Trabajar en el Guaviare ha sido bastante complicado dado que ha sido el epicentro (...) de la guerra en Colombia en los últimos 50 años', explica Ernesto Montenegro, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh). 

'Existieron exploraciones a principios del siglo XX, (pero) estas dejaron de ser sistemáticas puesto que la situación no lo permitía', dice Montenegro.

Los investigadores pudieron aventurarse a escudriñar una vez más los tepuyes para entender los petroglifos rituales —dibujos de los pueblos amazónicos asentados en la piedra desde hace al menos 12.000 años— gracias al acuerdo de paz firmado en 2016 con la exguerrilla FARC.