La historia acaba bien. Al final, Alex Honnold, entonces de 31 años, no muere. Alcanza la cima de El Capitán después de cuatro horas de escalar la pared de granito del parque Yosemite en California sin cuerda. Fue el sábado 3 de junio de 2017, a las 09:28 de la mañana, una proeza que fascinó al mundo de los escaladores.
'Absolutamente encantado', dice simplemente Honnold una vez en lo alto, filmado por el equipo que lo venía siguiendo desde hacía un año. El ascenso, y su preparación hasta lograrlo, son abordados en el documental Free Solo, producido por National Geographic y recién estrenado en salas en Estados Unidos.
El solo integral (en inglés, free solo) es una técnica de escalada extrema practicada por los más experimentados que consiste en subir las paredes rocosas sin más ayuda que las manos y los pies de gatos, el calzado especial para escalar, sin ayuda de cuerda, arnés ni seguro.
Muchos mueren en el intento. Viene a ser como si los atletas de los juegos olímpicos murieran si no obtuvieran la medalla de oro en cada prueba, explica un escalador en el filme.
Para el espectador, la actuación de Honnold, filmada por varios camarógrafos —asegurados ellos sí con cuerdas y repartidos a lo largo de la vía—, así como con un dron y dos cámaras fijas, es aterradora.
El ascenso es de más de 900 metros. En algunos pasos, los agarres se limitan a un relieve imperceptible en partes de la pared rocosa prácticamente lisa, lo suficiente para que la punta del pie de gato se apoye y permita al cuerpo equilibrarse.
A veces son las yemas de los dedos en una grieta, o un pulgar en un hueco minúsculo. Para superar el paso del Boulder Problem, Honnold tiene que realizar una secuencia complicada de movimientos de brazos y piernas. En el entrenamiento, con cuerda, los repitió hasta la perfección. Esto no impide que un camarógrafo, mire hacia otro lado durante la maniobra.
El miedo es omnipresente en la película. El Capitán es 'completamente espeluznante', dice el propio Honnold. El equipo de producción sintió el miedo en el estómago de ver a su amigo salirse del encuadre.
El hombre parece tan decidido y calmado en su locura que algunos investigadores se han preguntado si su cerebro funciona normalmente.
Morir delante de la cámara
Esa duda fue lo que llevó a Honnold a aceptar una resonancia magnética en marzo de 2016, antes de emprender su hazaña. El examen, que aparece en el documental, muestra que una parte del cerebro que en otra época se asociaba con el sentimiento de miedo, la amígdala, no se activaba en él cuando se le mostraban imágenes horribles o violentas.
En realidad, las investigaciones han demostrado que la amígdala está relacionada principalmente con la aparición de cosas desconocidas, sean positivas, neutrales o negativas; y que el miedo se manifiesta en todo el cerebro, dice la profesora emérita de psicología de la Northeastern University Lisa Barrett, autora de un artículo reciente de investigación sobre la amígdala.
Pero Alex Honnold dice que conoce el miedo. 'Tengo miedo a la muerte, al peligro, al dolor. Tenía miedo a hablar en público', dijo esta semana en el marco del preestreno de la película en Washington. Por ello, ofrece una explicación mucho más simple para su maestría: 'Es el resultado de 10 años de preparación, entrenamiento y desensibilización'.
Diez años de escalar ‘El Capitán’ con cuerdas, para conocer cada metro. Meses en los que anotó cuidadosamente cada movimiento en un cuaderno, para no dejar nada a la improvisación. Y una preparación física rigurosa, todos los días sobre el terreno.
El documental sugiere que su determinación raya en la obsesión, hasta el punto de descuidar a su compañera, Sanni McCandless.
Ella dice que su novio es 'brutalmente honesto', un 'tipo extraño'. Y recuerda, sorprendida, su reacción despreocupada cuando se enteraron del accidente mortal de uno de sus amigos escaladores y cómo ello afectó a su esposa. '¿Y qué esperaba ella?', le pregunta Honnold, quien no entiende por qué su propia muerte afectaría a sus seres queridos.
'Esta es la vida que ha elegido', resume la directora del documental, Elizabeth Chai Vasarhelyi. 'Él ha reflexionado profundamente sobre la mortalidad. Ha construido toda su existencia para poder tener esta vida'.
Una única cosa le preocupaba: caer delante del objetivo. 'No sería grave si yo estuviera solo', pero sería 'un poco raro' infligir esto a sus amigos.