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Detrás del nacimiento de la Orquesta Filarmónica del Atlántico está el interés de promover una nueva forma de educar en la música sinfónica y coral. 'Es una excusa para algo mayor', afirma Pedro Manuel Montilla, docente de la Universidad del Atlántico, violinista y director del proyecto.

La Orquesta Filarmónica nació en marzo pasado, cuando en su primer concierto se presentaron con un grupo de músicos e intérpretes de instrumentos de cuerda en el centro comercial Blue Garden. Para esta primera puesta en escena, la orquesta había sentado las bases de conformarse como una fundación y 45 músicos afiliados.  

Cuenta Pedro Manuel Montilla y Andrea Canquiz Reina, presidente de la Fundación Orquesta Filarmónica del Atlántico, que se constituyeron después de analizar la situación de oferta y demanda que ofrece el mercado para los músicos de academia.

'Después de graduarse, si no trabajo como docente, ¿de qué vivo? Fue una de las preguntas que se hicieron algunos de los talentos invitados a la orquesta', recuerda la oboísta Andrea Canquiz Reina.

En la ciudad hay cuatro programas que ofrecen formación musical y la experiencia muestra que los músicos están frustrados por no encontrar espacios para desarrollar su talento.

'Hay una población musical que es un desafío para nosotros', dice Montilla.

En junio, la Filarmónica volvió con una segunda muestra en la parroquia del Perpetuo Socorro para acompañar al tenor Eduardo Escolar Quiñónez, que más tarde se presentó en el teatro José Consuegra, esta vez, con un integrante más participando: el Coro Polifónico del Atlántico.

Pedro Manuel Montilla dice que el coro, dirigido por Marisol Córdoba y conformado por 30 voces, participa como un actor más que ayuda a repartir la iniciativa entre todos, y no que caiga sobre sus hombros; además, consolida las bases del programa Acción Social por la Música. 'Esto es un logro colectivo', agrega Andrea Canquiz.

El programa tiene como objetivo que la Orquesta Filarmónica llegue a las familias, a un público que desconoce de la música clásica, permitirles que aprendan de los instrumentos que intervienen, que eduque y, con la integración de padres de familia e hijos, comience a tejer una red que cubra todos los municipios de Atlántico.

'El concepto de la familia está asociado al funcionamiento de una orquesta. Es una comunidad que tiene unos valores, un equipo. Así queremos llegar a los municipios del Atlántico', destaca Andrea Canquiz.

Guillermo Ibáñez es producto de una experiencia de los hermanos Martelo, quienes enseñaron música a niños en el Piñón (Magdalena). Aprendió desde los 10 años a conocer el clarinete. Montilla y Canquiz son el resultado de las escuelas juveniles de música en Venezuela, y coinciden en que aprender a tocar un instrumento en la infancia incorpora la disciplina necesaria para formar buenos estudiantes y generar un cambio en su hogar.

'La música es un pretexto para transformar sociedades. El arte puede vencer la pobreza, prevenir conductas y hasta evitar que un joven caiga en la drogadicción. Planteamos un proceso de red orquestal con un fin social. No es producir música solamente, no queremos ser una carga para el Estado por constituirnos como filarmónica. Es una utopía decir que tenemos una orquesta solo para ofrecer conciertos. Es por eso que tenemos una estructura metodológica y novedosa en la enseñanza a través de los conciertos para convertirnos en una especie de biblioteca ambulante', explica Montilla.  

Este sábado se presentará la Filarmónica en la Plaza de la Paz, a partir de las 4:30 de la tarde, cerca de la Galería y en la zona verde. El evento será el primer Concierto Familiar y de entrada gratuita. La única exigencia es que padres e hijos asistan. Su apertura será con una pieza de un autor colombiano. Después interpretará un repertorio de compositores clásicos como Mozart, Beethoven y Strauss, y terminará con aires musicales de nuestro país.

'La herramienta para la transformación es la innovación con los conciertos de gala, diseñados para gente con conocimiento como el que hicimos con el tenor; los didácticos, que están dirigidos para niños y despertar su interés; y los familiares, para que todos se acerquen a grandes autores', explica Pedro Manuel Montilla.