Dolcey Gutiérrez, animador habitual de las fiestas decembrinas, cree que muchas viejas y buenas costumbres navideñas se han ido perdiendo. 'Quemar la corona de adviento, que representa las cuatro semanas antes de la Navidad es una de esas costumbres que se han perdido, porque la gente en estos tiempos les ha dado la espalda. Prender las Velitas, hablarles a los menores del Niño Dios, ya todo esto se considera anticuado y fuera de onda, pero son costumbres hermosas de antaño', reclama el artista natural de Nervití, Bolívar. Una de las motivaciones para escribir su canción Prende las Velitas —explica Dolcey— era hacerle un llamado a la juventud del valor de las tradiciones de diciembre, la importancia de estar en familia. En el caso de Rafael Valencia los olores a pintura y traqui traqui hacen que regrese al pasado, que se transporte a los mejores recuerdos de su niñez: las madrugadas de días como hoy o del 24 de diciembre en el barrio El Silencio. Cuando empezaban a despuntar los primeros rayos del sol dando anuncio al amanecer, una muchachada entre los 10 y 14 años salía a la calle con la fresca ventolera decembrina, recuerda Rafael. '¿Juguemos un partidito de bola ‘e candela?', proponían sus amigos más arriesgados. 'A eso de las 3 a.m. prendían con fósforos una bola ‘e trapo empapada en combustible, para jugar un partido con la pelota ardiendo'. Para don Rafa, como le conocen a este hombre de 58 años, ese juego 'irresponsable de pelao' que le ponía a latir el corazón a mil, se acabó junto a otras como armar el muñeco del año viejo entre todos los vecinos. 'Creo que la Navidad ha cambiado con las nuevas generaciones. Debemos sembrar en nuestras familias el rescate de las tradiciones sanas', dijo con algo de melancolía y reconociendo que usar pólvora era un acto irresponsable. Más recuerdos Jorge Sarmiento, habitante del barrio Costa Hermosa, en Soledad, cuenta que decorar las fachadas de las casas con guirnaldas y luces navideñas es otra de las costumbres decembrinas más bonitas que se han ido perdiendo. 'Antes los recorridos de luces no eran solamente en los parques de la ciudad. Eran en las casas, la gente se esmeraba en pintar, en poner adornos navideños y luces. Además, ha desaparecido la tradición de amanecer en familia días como el 8, el 24 o el 31', apuntó. Andrea Salinas, una colombiana residente en Estados Unidos, cuenta que las mejores navidades las vivió en el barrio El Carmen de Barranquilla, donde vivió gran parte de su juventud. 'La gente era muy cálida. Uno se sentía en medio del amor y la hermandad, en la casa de mis familiares hacíamos unas cenas en las que compartía todo el mundo. En los barrios de Barranquilla se siente menos la soledad', afirmó Para El rey de la Guaracha, Aníbal 'Sensación' Velásquez, las cenas compartidas entre amigos y vecinos cada vez son más escasas, porque los jóvenes crecen con las ganas de irse de casa a conocer el mundo. 'Antes existían muchos rituales familiares al hacer los pasteles, prender las velitas y las luces en las casas. Hoy es muy raro ver eso', expresó.