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Al francés Jean-Christophe Rufin se le puede presentar como un escritor ganador de diversos reconocimientos, o como un médico dedicado a la labor humanitaria. De cualquiera puede hablar, y ambas son sus pasiones. Pero tendríamos que agregar también a su hoja de vida una labor diplomática en favor de los derechos humanos, la cual atraviesa y une sus letras y estudios universitarios.

Quiso ser médico porque su abuelo lo era en un pequeño pueblo de Francia. De ahí nació su idea. Ya con experiencia y conocimiento decidió compartirlo con otras personas a través de un libro, de ahí nació su pasión por las letras.

'Antes la medicina era parte de la literatura porque al estudiar la primera analizas greco, el latín y otras cosas que encaminan a escribir', dice en diálogo con EL HERALDO desde Cartagena, donde comenzó ayer el Hay Festival, y él es uno de los invitados.

Al finalizar sus estudios logró combinar muchas cosas 'sin revelar' lo que aprendió. Hablar del pasado se convirtió casi que en una forma de vida para él.

El médico

Su aporte a los programas humanitarios es en la resolución de conflictos. Cuando empezó estaba en proceso la creación de Médicos sin Fronteras, se interesó al tiempo en las misiones humanitarias y participar en este objetivo de ayudar a la población. Ha ocupado los cargos de presidente de Acción contra el Hambre, además de ser embajador de Francia en Senegal y Gambia. Por la cercanía a Francia trabajó con estos países de África, así como Afganistán en Oriente Medio.

'Es una cuestión muy difícil', dice frente al aporte de cada una de las partes para resolver los conflictos. Considera que esa es una misión primordial de la política y la diplomacia, sin embargo, la parte humanitaria tiene la misión más importante: 'ayudar a todas las personas afectadas'.

De la actual situación de nuestro país no conoce mucho. Lleva pocos días en Colombia, pero de la región le preocupa la situación en Venezuela.

No ha tenido tiempo de ver las zonas de migrantes del vecino país, pero sí los ha visto deambular por las calles de Bogotá y Cartagena. Además, ha hablado con presidentes de organizaciones que luchan contra esto y piensa interesarse más. 'Solamente llevo ocho días en Colombia', justifica con risas.

El escritor

Está muy entusiasmado porque ha conocido autores colombianos con los que intercambió ideas, entre esos Santiago Gamboa y Juan Gabriel Vásquez. Señala que indagar sobre Gabriel García Márquez es su nuevo pasatiempo.

La programación del evento de las letras en Cartagena lo presenta destacando que su obra abarca desde el ensayo en geopolítica y derechos humanos, hasta novelas históricas como El Abisinio o Rojo Brasil.

Conversatorio

En un salón del Hotel Santa Clara Rufin habló con la profesora Nadia Morales sobre su recorrido como médico en misiones humanitarias, defensor de derechos humanos, escritor de no ficción y novelista galardonado.

Una mezcla que nació por vocación y desarrolló en medio de la convicción del comunicar y ayudar.

Hay dos formas de ver los libros para sus ojos. Antes su eje era el pasado, ir a siglos como el XVII y adentrarse en su historia; ahora, en cambio, se centra en los hechos recientes. Ese, revela, es el cambio más notable en su escritura desde el primer ensayo hasta ahora.

A nivel profesional dice que ya cumplió su sueño. Es un escritor y vive de su trabajo, eso es suficiente. 'En lo personal sueño con seguir viendo a mis hijos crecer con salud', confiesa.

Poco ha sido lo que ha disfrutado de Cartagena por la agenda de medios y su reciente llegada. Pero espera conocerla, aunque en la entrevista diga que lo mejor del corralito de piedra 'son sus desayunos'.