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Amor con tambor. Así se define Yuri Buenaventura. Negro, 'aunque no se vea negro' porque la sangre africana galopa por sus venas.

El sabor del Valle del Cauca lo situó en la música desde el vientre. De hecho, cuenta, nació entre las sonoridades del Pacífico. Su madre lo dio a luz con el sonar de los tambores, porque de esa manera los vecinos anunciaban que venía en camino un niño.

Anoche su magistral presentación despidió a la XIII edición del Carnaval Internacional de las Artes.

Apartes de su vida y música fueron narrados con su chispa natural y buen sentido del humor, esto, mezclado con una seriedad casi irreal, inclusive al contarle a la audiencia la crudeza de la 'indigencia' que vivió por tres años en París, cuando tocaba bongó en el metro.

El banano de Urabá, El Guerrero, Están quemando caña, entre otras canciones, fueron interpretadas por este maestro de la salsa.

En la entrevista musical presentada por David Lara hizo su aparición sorpresiva el arpista Edmar Castañeda, quién acompañó el potente timbre de Yuri Buenaventura con su instrumento.

'Es una aberración cantar sin sentir el contenido. Cada vez que respiras te está entrando la vida, yo respiro amor y el arte. El arte es la forma como expresamos ese amor', dijo a una audiencia deslumbrada por su increíble voz.

Con el respeto del público en el bolsillo se despidió Yuri Buenaventura. De pie, los cientos de asistentes que admiraron el espectáculo en el Parque Cultural de Caribe le dijeron adiós entre aplausos, con la promesa de una próxima vez.

Terminada su presentación, la cumbia de Charles Mingus mostró en Barranquilla el trabajo Cumbia And Jazz Fusion, 40 años después de su lanzamiento. El ensamble de músicos ocupó la tarima recreando con instrumentos tradicionales de la cumbia el trabajo de Mingus, un legendario jazzista norteamericano que se enamoró de los ritmos del Caribe colombiano.