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'O- 61, 6-1', dijo una voz gruesa y áspera, bastante disímil al tono seductor que emplean las modelos de la televisión al leer la lotería. Los asistentes eran capaces de bromear y jugar con varios cartones tachando los números a la velocidad de un rayo. 'Bingo', gritó una mujer que jugaba con los ganchos de su toca.

Hubo aplausos y miradas poco amigables por igual. 'Siempre ganan los mismos, ¡revuelvan bien!', gritó alguien entre el público que culpaba a la balotera de su mala suerte.

La feliz ganadora se levantó a recibir su premio, una paca de arroz y una botella de aceite. El Bingo de Ketty en Santo Tomás es el lugar de esparcimiento de las mujeres del pueblo y uno de los más populares en el Atlántico, junto a otros como el de Palmar de Varela o Sabanalarga.

A varios kilómetros de distancia, en Soledad, otras personas departían en torno a ese juego de azar. En Barranquilla, la reunión fue en barrios, clubes sociales y otros establecimientos comerciales de la ciudad. De norte a sur, los 'bingueros' jugaron con optimismo pletórico aunque no se ganaran el premio mayor.