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'Soy una persona normal... Como todos', dice Francisco Martínez Rojas mientras camina por el colegio San Francisco, donde cursa octavo grado. Su respuesta viene después de hablar de sus materias favoritas, cómo logró establecer relaciones sociales con sus compañeros y otras personas, y ante todo, lo que quiere que la gente sepa sobre el trastorno del espectro autista.

Él es diagnosticado. Lo sabe y es enfático en decir que 'el autismo no es una enfermedad, es una condición'.

El trastorno del espectro del autismo (TEA) es de origen neurobiológico. Este afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Dos áreas se ven afectadas: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta.

Los indicadores de TEA, según la organización Autism Speak, generalmente aparecen a los 2 o 3 años de edad. Algunos retrasos de desarrollo asociados pueden aparecer incluso antes y, con frecuencia, se pueden diagnosticar a los 18 meses. 'La investigación muestra que la intervención temprana conduce a resultados positivos más adelante en la vida de las personas con autismo'.