Maha Vajiralongkorn, coronado este sábado rey de Tailandia, lanzó un llamado de 'paz' en un país profundamente dividido tras las elecciones legislativas de marzo.
El rey Rama X, de 66 años, se dirigió este sábado por la tarde a los miembros de la familia real y a algunos de los más altos dignatarios del reino, entre ellos el jefe actual de la junta en el poder, Prayut Chan-o-Cha, para pedirles que lo ayuden a trabajar para 'el bienestar del pueblo con el principal objetivo de prosperidad, seguridad nacional, paz y felicidad' de los tailandeses.
El monarca fue luego transportado en un palanquín al templo del Buda de Esmeralda, uno de los más sagrados del país, donde se proclamó jerarca real del budismo.
Unas horas antes, se había colocado él mismo la 'Gran corona de la victoria', de oro y diamantes y más de 7 kilos de peso, convirtiéndose formalmente en el monarca del país asiático, tres años después de la muerte de su padre, Bhumibol Adulyadej, una espera debida al duelo.
Al pronunciar su primera y breve orden real, se comprometió a reinar 'con justicia' en beneficio del pueblo tailandés.
Su cuarta esposa, Suthida, con la que se casó en una ceremonia sorpresa días antes de la coronación, fue investida como reina, arrodillada con respeto frente a su esposo, sentado en el trono.