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Todas las madrugadas, de martes a sábado, Juan Manuel Lugo salta de la cama. No usa despertador porque a sus 60 años dice tenerlo incorporado. Se pone su uniforme de color rojo, come un guineo maduro con bocadillo y se alista para vivir el clímax de su día, el momento en el que empieza a pedalear en su bicicleta.

A las 5 de la mañana, cuando los primeros rayos del sol despuntan en medio de la oscuridad, cerca de 200 ciclistas comienzan a apostarse en la Clínica Portoazul, lugar del que parte el recorrido que culmina en Puerto Velero.

El grupo tiene por nombre Bicired Caribe y muchos de sus integrantes hacen parte de la Asociación de Ciclismo Master del Atlántico, un grupo competitivo en el que todos sus miembros son mayores de 30 años.

Juan Manuel es ingeniero industrial de profesión. En su juventud fue futbolista, sin embargo, un problema en sus tobillos lo obligó a alejarse de las canchas. Para mantenerse activo se montó un día en ese caballo metálico de dos llantas del que no se ha bajado en 35 años por más de dos semanas seguidas.

'La libertad de recorrer caminos desconocidos y la tranquilidad de respirar aire puro son sensaciones que me brinda la bicicleta. Muchas personas se unen a esta pasión a través de un estilo de vida saludable', dice.

Juan Manuel explica que en la asociación hay ciclistas competitivos y aficionados. Los primeros entrenan en la madrugada en la Vía al Mar recorriendo 50 kilómetros y los segundos realizan paseos nocturnos por la ciudad de aproximadamente 20 kilómetros.

'Estos paseos nocturnos de ciclistas aficionados que se realizan, por lo general, los martes y jueves, empezaron siendo grupos pequeños. Hoy suman entre todos más de mil ciclistas. Los grupos competitivos tienen de 200 a 350 miembros, entre estos cerca de 150 mujeres', dijo.