Especial para EL HERALDO
Cuando se escucha el nombre de Ernesto Cortissoz en Colombia inmediatamente se relaciona con el Aeropuerto Internacional de Barranquilla, el cual fue bautizado en su honor por ser considerado el pionero de la aviación comercial en Colombia y en toda América.
Cortissoz fue el principal promotor, uno de los ocho socios fundadores, y primer presidente de la Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos, Scadta, fundada el 5 de diciembre de 1919 en Barranquilla.
Esta audaz y novedosa empresa, para aquella época, es la segunda más antigua del mundo —actualmente con el nombre de Avianca desde 1940—, después de la empresa K.L.M. de Holanda, creada tres meses antes.
Esta fue la principal gesta de Ernesto Cortissoz Álvarez-Correa, hombre nacido en Barranquilla en 1884, del hogar conformado por Jacob Cortissoz Jesurum-Pinto y Julia Álvarez-Correa.
Estos inmigrantes judíos sefarditas provenientes de Curazao le prodigaron una sobresaliente educación para la época debido a que, con solamente 12 años de edad, lo mandaron a estudiar el bachillerato a Alemania y sus estudios superiores a Suiza, Inglaterra y Estados Unidos. En esos viajes académicos adquirió el dominio de cuatro idiomas.
Al regresar a su ciudad natal, en 1904, después de ocho años de educación en el exterior, comenzó a trabajar para los negocios de la familia en Cortissoz y Cía.
En 1908 se casó con Esther Rodríguez González en un matrimonio mixto, por ser Ernesto judío y ella católica. De la unión nacieron cinco hijos: Enrique, Clara, Cecilia, Ernesto y Fernando.
Los Cortissoz estaban ligados a múltiples actividades económicas, cívicas, y sociales en Barranquilla: el Banco Comercial de Barranquilla, la Compañía Colombiana de Transportes, la Compañía del Acueducto de Barranquilla, el Tranvía Urbano, el Teatro Emiliano y el Club Barranquilla (Jacob fue su primer presidente en 1882), entre otras; fueron socios fundadores de la Cervecería de Barranquilla (produce la cerveza Águila) en 1913, de la cual Ernesto fue su primer director delegado y del Banco de Crédito Mercantil en 1914, con acciones en 17 empresas.
Ernesto fue su único gerente hasta su temprana muerte, a los 39 años, ocurrida el domingo 8 de junio de 1924, en el trágico accidente aéreo del Hidroavión Junker 'Tolima A-16' mientras le estaba haciendo campaña cívica en el aire a la canalización de Bocas de Ceniza para la desembocadura del Río Magdalena, en una manifestación pública en el centro de la ciudad ante el ministro de Obras Publicas de Colombia.
Cortissoz era en ese entonces miembro de la junta directiva de la Compañía de Bocas de Ceniza y todavía presidente de la Scadta.
Durante sus veinte años de vida productiva, Ernesto Cortissoz también dejó su nombre en otras actividades de liderazgo: en las deportivas era perteneciente a los equipos pioneros del futbol, en 1910, y del béisbol, en 1916, en Colombia, y de los primeros jugadores de golf, como miembro promotor del Country Club de Barranquilla, en 1924.
En las políticas fue escogido como uno de los diez representantes del Departamento del Atlántico, que junto a Bolívar y Magdalena crearon La Liga Costeña en 1919 para luchar por el desarrollo de la costa norte de Colombia ante el poder político central.
En las espirituales alcanzó el más alto grado de la masonería, el 33, destacándose por su su sensibilidad en ayudar a la gente más necesitada, y en sus logros en las culturales hizo teatro y participó activamente en los carnavales con sus carrozas y comparsas presidiendo las fiestas de 1918 como presidente del Club Barranquilla, posición que también ocupaba cuando murió en 1924, siguiendo los pasos de su padre Jacob Cortissoz y que le siguió su hijo, el ex alcalde de Barranquilla, Ernesto Cortissoz Rodríguez, como presidente del Country Club, muchos años después.
Aquí se dieron tres generaciones de servicio a la comunidad, como pocos casos se han dado en la historia de Barranquilla.
Ya para concluir, trascribimos un párrafo del editorial que le dedicó el periódico El Tiempo de Bogotá, el 9 de junio de 1924, al día siguiente de su dolorosa muerte: '...Quizá en los últimos tiempos nadie había ocupado en Barranquilla una posición tan visible como el señor Cortissoz, que muere en plena juventud, y cuya desaparición es en aquella ciudad causa de hondo y general pesar'.
Para el recuerdo de las generaciones venideras la ciudad le erigió un monumento junto con los otros cinco tripulantes alemanes que también murieron en el accidente. Al año del fallecimiento, en 1925, el Águila en el Parque Los Fundadores de la aviación se instaló para recordar a estos pioneros.
El monumento dice: 'Colombia, agradecida a los héroes de la aviación'. Precisamente hoy se les rendirá un sentido homenaje las 4.00 p.m. en ese parque, organizado por el Comité 100 años de Scadta.