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El asesinato del cantante Rafael Orozco Maestre el jueves 11 de junio de 1992, produjo un inmenso dolor entre los amantes del vallenato. Hoy, cuando se conmemoran 27 años de su partida, la herida se aviva entre sus seguidores quienes encuentran en sus canciones el mejor remedio para aliviar su ausencia.

Sin lugar a dudas, la voz del artista oriundo de Becerril (Cesar) fue una de las más escuchadas en el territorio nacional durante los 17 años que estuvo activo en la música.

Su debut fue en 1975 con el acordeonero Emilio Oviedo. Con este compañero de fórmula grabó el álbum Adelante, del que se desprendió la canción Cariñito de mi vida, de Diomedes Díaz,.

El trágico hecho se desató luego de que Rafa regresará a Barranquilla luego de una ausencia de 45 días, tras cumplir compromisos en Venezuela y el interior del país.

EL HERALDO registró la noticia con el titular: ‘Asesinado Rafael Orozco’; y una reseña del crimen que dice: 'El cantante del Binomio de Oro Rafael Orozco fue asesinado anoche en Barranquilla de nueve balazos, en la puerta de su residencia localizada en la calle 96 # 49 C – 166. Un hombre alto, delgado, de piel blanca, que vestía pantalón blanco y camisa azul manga corta, acribilló al artista'.

Tres días después del hecho, ‘La Cacica’ Consuelo Araujonoguera convocó en Valledupar una marcha de silencio que comenzó frente a la Gobernación del César y concluyó en la Plaza Alfonso López, donde ella, parodiando a San Francisco de Asís, leyó en la tarima Francisco El Hombre la Oración de la Paz en versión vallenato.

'Señor, haz de nuestra música un instrumento de tu paz, que donde quiera que haya odio la inspiración de nuestros poetas siga llevando amor; que donde quiera que haya injuria la música de nuestros acordeones siga llevando perdón; que donde quiera que haya sombra la poesía de nuestros juglares lleve la luz…'.

El primer baile

Las historias sobre la vida y obra musical de Rafael Orozco son diversas y muy interesantes. Aún 27 años después de su muerte tienen la mayor relevancia, especialmente en sus inicios y también al lado de su compañero, el acordeonero Israel Romero.

Una de ellas es la primera vez que ganó, a finales del mes de octubre de 1974, el concurso de voces realizado en el marco de una Semana Cultural en el Colegio Nacional Loperena de Valledupar. Esa vez triunfó, y se tomó la mayor confianza para emprender su carrera musical al lado del acordeonero Luciano Poveda, con quien se presentó en distintos pueblos de la geografía costeña.