Un tití que sale de su hábitat siendo pequeño no aprende a trepar por los árboles, tampoco a vocalizar para comunicarse con otros de su especie, ni conoce cómo alimentarse. Esto hará casi imposible su supervivencia. Este mensaje ha sido el centro de decenas de campañas ambientales para la protección del mono tití cabeciblanco, una especie endémica del Caribe colombiano que está al borde de la extinción por la destrucción de su hábitat y su tráfico ilegal.
La Fundación Proyecto Tití ha sido una abanderada de esta causa a nivel mundial. Tras implementar estrategias para la conservación del bosque seco tropical, hogar del tití y desarrollar exitosos planes para enseñar a los campesinos a proteger el bosque y la especie, la entidad se enfrenta a una amenaza más allá del territorio: el poder de personas con influencia en redes sociales que promueven la explotación de la especie al tenerlos como mascotas.