Centenares de brasileños despidieron este lunes a Joao Gilberto en el Theatro Municipal de Río de Janeiro, donde este padre de la bossa nova, fallecido el sábado a los 88 años, dio uno de sus últimos conciertos.
Varias coronas rindieron homenaje al 'maestro de maestros', como decía la que fue enviada por la cantante y compositora Rita Lee y su familia.
Muchos admiradores llegaron con sus instrumentos de músicos aficionados, para homenajear al hombre que encarnó, junto con el compositor Tom Jobim y el poeta Vinicius de Moraes, la revolución musical que nació en Brasil y se extendió por el mundo a fines de los años 50.
Una misa fue oficiada por el padre Omar, custodio de la capilla de Cristo Redentor -símbolo de la ciudad- y consultor de actores de telenovelas que deben interpretar papeles de curas.
El ataúd fue retirado a inicios de la tarde para ser trasladado a Niteroi, una ciudad colindante de Río en la Bahía de Guanabara, donde Gilberto será enterrado.
'La música, en la sangre de todos los brasileños'
'Joao Gilberto representa una nueva era de la música. Inspiró a mucha gente. No es de mi época pero sigue siendo actual', afirma Paulo Afonso Sampaio, un empresario de 43 años, que vino con su guitarra.
'Estar hoy aquí, cerca de él, me estremece. Traje mi guitarra para tener esa inspiración, porque incluso estando en el más allá, me inspira', agrega.
'Soy abogado, pero creo que la música está en la sangre de todos los brasileños. Somos todos un poco músicos, tenemos la samba en nuestras raíces y la bossa nova es una variante de la samba', sostiene, emocionado, Igor Costa, de 29, que trabaja en un despacho del centro de Rio.
La cantante y compositora Adriana Calcagnotto, presente en la ceremonia, destacó todo lo que le debe a Gilberto: 'la batida en la guitarra, el canto, la forma de hablar, la selección del repertorio. Cantó lo que quería cantar. Es un gran maestro y sigue siendo una referencia importantísima para cuantas generaciones de músicos estén por venir'.
Joao Gilberto vivió prácticamente recluso en su casa durante la última década, con pocos recursos y en medio de querellas familiares por su legado material.
Pero el martes pasado fue a cenar a un restaurante de Leme, en uno de las extremos de la playa de Copacabana, con su compañera, la mozambiqueña Maria do Céu Harris, y su abogado, Gustavo Carvalho Miranda, quien contó que a la salida el músico evocó cenas de gala después de conciertos en Nueva York, Italia o en Theatro Municipal de Río.
La última vez que Gilberto se presentó en este escenario fue en 2008, para celebrar el 50 aniversario de la bossa nova.
Ese mismo año dio su último concierto en Salvador, la capital del estado de Bahía, donde nació y vivió hasta los 18 años, cuando se mudó a Río.