Presentado por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) como una forma de salvaguardar la igualdad en la categoría femenina, el nuevo reglamento que combate la atleta sudafricana Caster Semenya afecta a las mujeres con unas características biológicas poco frecuentes y muy concretas.
Generalmente, las mujeres nacen con un par de cromosomas XX y los hombres con cromosomas XY. Sin embargo, 'algunos nacen con XX (...) y algunas mujeres con XY debido a una mutación del cromosoma Y', subraya la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las mujeres XY presentan una diferencia de desarrollo sexual (DSD), de la que existen múltiples formas.
Para que una atleta esté afectada por el reglamento de la IAAF debe ser XY, producir mucha testosterona y contar con uno de los cinco tipos de DSD identificados por la IAAF. Entre ellos, el déficit en 5-reductasa de tipo 2 (abreviado en 5-ARD), un caso largamente discutido por los expertos de las dos partes ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) durante el estudio del ‘caso Semenya’.
Las personas 5-ARD no tienen ovarios sino testículos, a menudo dentro del abdomen, desde donde producen testosterona. Pero pueden tener órganos genitales femeninos.
La testosterona es la hormona clave identificada por la IAAF. Una tasa elevada da ventaja, en su opinión de una manera injusta, a las mujeres afectadas, en relación al resto de competidoras.
Presente tanto en hombres como en mujeres, la testosterona hace efecto a partir de la pubertad para aumentar el tamaño de los huesos y músculos, eleva la fuerza y la tasa de hemoglobina en la sangre.
En la mayor parte de las mujeres, la tasa de testosterona se sitúa entre 0,06 y 1,68 nanomoles por litro de sangre, lejos de las tasas que se observan en la mayor parte de los hombres (entre 7,7 y 29,4 nmol/l).
No todas las mujeres que presenten una tasa de testosterona elevada se ven afectadas por el reglamento. Algunas mujeres con cromosomas XX pueden tener una tasa de testosterona alta, debido a ciertos síndromes.