'Vamos pa' lante', contesta Adriana Daza Uhía al otro lado de la línea telefónica. Se refiere al proyecto que por estos días la mantiene sonriente: la London Latin American Philharmonic (Orquesta Filarmónica Latinoamericana de Londres) que partió de sus ganas por dar a conocer al público del mundo las sonoridades de clásicos de la música de Colombia y este lado del continente.
Lleva más de 20 años viviendo en Europa, pero su acento barranquillero se mantiene inexpugnable.
Ya está en su apartamento ubicado en Fulham, entre el estadio del Chelsea y del equipo que lleva el nombre del área de Londres donde vive hace casi tres años.
'Puedo ir caminando a cualquiera de los dos estadios, me gusta el fútbol, pero no soy hincha de ninguno de los dos equipos. Disfruto mucho ir con mis amigos que sí son hinchas de uno o del otro'.
Cantor de película
Imagínese escuchar El cantor de Fonseca tocado por una filarmónica. El sonido se parece más al de un filme hollywoodense que al de una parranda vallenata y es más que lógico.
Dirigidos por Adriana, 55 músicos de diferentes partes del mundo le rinden homenaje a Carlos Huertas al interpretar una de las canciones más emblemáticas del folclor vallenato. Sin duda, la composición es llevada a un nivel inimaginable por el pueblo fonsequero.
En un video que circula por redes sociales, la Orquesta Filarmónica Latinoamericana de Londres, desde la pequeña ciudad de Lviv, en Ucrania, no solo toca el vallenato del maestro Huertas, sino el porro Atlántico, que desde que tiene uso de razón, pone a mover las caderas de la directora barranquillera.
Para el video, dice, quiso hacer la primera presentación de su filarmónica 'con temas que la gente conociera'.
'Creo que así se van a conectar más con la orquesta (...) El video fue grabado en Ucrania por temas de costos, lo hicimos en una mañana. Como este proyecto lo inicié yo sola y sólo yo lo he financiado mi mejor opción económica era grabarlo en ese país. En Londres me iba a salir mucho más costoso', dice la directora, que en este momento también es la que sirve el café, la que compra los tiquetes, la que manda correos, la que llama al estudio de grabación y a los músicos, la encargada del transporte o la que compra la merienda, si así lo requiere la situación.
Ahora la idea de Adriana es ampliar el repertorio de canciones de su orquesta, rendirle tributo a otros ritmos del país como el bambuco, grabar más vallenatos, posiblemente uno del Binomio de Oro, y empezar a recorrer otras sonoridades latinoamericanas.
También desea que su orquesta se presente ante el público europeo, sin embargo, su mayor sueño es venir a Colombia y presentarse en Barranquilla. Sin duda 'esto apenas comienza' para Adriana.
Pero, ¿cómo comenzó el sueño?
Todo arrancó en Barranquilla cuando estudiaba en el colegio Marymount y con el apoyo de sus padres se fue para Medellín para terminar el bachillerato y al mismo tiempo empezar a estudiar Música.
Y así fue. Una vez terminó la carrera comenzó a dar clases en el colegio Sagrado Corazón de la capital de Antioquia. Poco tiempo después Adriana emigró a Zaragoza, España.
'Allá viví cuatro años en Zaragoza. Inicialmente llegué a buscar trabajo en lo que me saliera, obviamente quería trabajar en la música, pero las cosas no se dieron, el tema de la homologación del título fue un poco complicado. Allá trabajé en restaurantes, cafeterías, lo que fuera saliendo'.
De Zaragoza Adriana partió a Manchester, donde empezó a estudiar Producción Musical e Ingeniería de Sonido en Futureworks, que es una escuela de audio. En el tercer año tuvo la opción de ir a la universidad de Salford donde finalmente obtuvo su segundo título.
'En Londres llevo ya casi ocho años. Mi primer trabajo fue en la BBC, en los estudios de postproducción. Ahí me encargué de sonido y digitalización de los archivos de toda la BBC, fue muy gratificante participar en ese proyecto', dice Adriana. Agrega que se adaptó rápidamente al clima londinense, que su lluvia y días grises constantes antes que desanimarla la inspiran.
La idea de crear la London Latin American Philharmonic le surgió en Londres cuando estudiaba música para cine y dirección orquestal.
Dirigiendo ensambles para música clásica decidió que quería hacerle un homenaje a su música colombiana, la que escuchaba de pequeña en Barranquilla su familia oriunda de Valledupar. Llevar esas melodías a una filarmónica, darlas a conocer en todo el mundo y a otro nivel es el sueño de Adriana que apenas comienza.