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'En Barrio Abajo tuvimos el primer asentamiento afro de Barranquilla. De ahí nos fuimos a otros lugares como Nueva Colombia o el bajo Valle, pero nuestra historia empezó aquí', dijo Jessika Córdoba mientras le señalaba a un colaborador que trajera unas sillas para unos comensales que se disponían disfrutar de un arroz con coco con pescado guisado y ensalada de aguacate y a otro que traía una totuma de sopa de guandú. 

Mientras se acomodaban en la mesa para darle rienda suelta a una faena en el paladar, Jessika limpiaba mostradores, atendía a otros clientes y tomaba pedidos. Ella estaba encargada de la logística del evento gastronómico Fogones del Saber Afro, una feria en la que 18 mujeres portadoras de tradiciones ancestrales en el sector continúan preservando sus tradiciones culinarias. 

A tan solo unos pasos Sielva Herrera coordinaba  la feria culinaria. Su labor consiste en visibilizar entre los barranquilleros la importancia cultural de la labor de estas mujeres precursoras de saberes. 

'Con este proyecto queremos empoderar a estas mujeres tan importantes para las economías de sus hogares. Buscamos que emprendan de una forma organizada para que la gastronomía afro continúe viva y preservar nuestras raíces', apunta.