Hace 50 años el compositor Adolfo Rafael Pacheco Anillo estuvo buscando la fórmula precisa para unir al pueblo vallenato con el sabanero, y la encontró de la manera que llegara directo a su sentimiento. No había de otra, lo hizo con una canción donde letra y melodía tuvieron el encanto suficiente para lograr el objetivo encomendado por su corazón.
El hijo querido de San Jacinto (Bolívar), quien el pasado 8 de agosto sumó 79 años de prolífica vida, y que en el año 2005 fue declarado Rey Vitalicio del Festival de la Leyenda Vallenata, ante la inminencia de una grabación, y teniendo en la punta de la lengua el verso 'Pa’ que el pueblo vallenato, meciéndose en ella cante', tiñó en su memoria los recuerdos de aquellos paisajes y personajes comunes que le dieron vida a la canción La hamaca grande.
'Cincuenta años. Como pasa el tiempo', fue lo primero que expresó. Pensó un poco, y continuó: 'Con esa canción logré meter sin tanto esfuerzo en esa cama colgante, como muchos la llaman, a esos dos pueblos con su folclor y sus costumbres'.
Ya metido de lleno en ese memorable canto vallenato, sonríe, porque se acuerda que esa hamaca era más grande que el Cerro é Maco, que hace parte del entorno de Los Montes de María, y que posee 810 metros de altura. Tampoco sabe cuántas madejas de hilaza se necesitaban en ese laborioso proceso de tejerla.
Se pone la mano en la frente para llamar más recuerdos, y entra en contexto cuando le hizo la más cordial invitación al compadre Ramón Vargas para que juntos llevaran varios regalos a Valledupar.