Los faroles que iluminan las calles de la ciudad hasta que se extinguen las velas cada ocho de diciembre volvieron a ser custodios de las luces. Esta vez, no fue necesaria el alba. Al caer la tarde y esconderse los últimos rayos del sol, disfraces, carrozas, tráilers y personajes anunciaron la llegada de la Navidad con la Gran Parada de la Luz.