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Hablar de Esther Forero (1919-2011) en Barranquilla es imaginarse una luna 'que tiene una cosa que maravilla' y encender el sonido alegre de himnos populares como Volvió Juanita, Mi vieja Barranquilla y Palito e’ matarratón. Es ver cómo se levanta un monumento en homenaje a una compositora, cantante y folclorista que ha calado tan hondo que su música no deja de ser desde tarareada hasta cantada a todo pulmón en distintas festividades en su ciudad natal. Lo que maravilla no es, entonces, solo la luna. Es Esther Forero.

Esthercita, como se le conoce, irrumpió con una fuerza imparable en Barranquilla después de conseguir una fama internacional que incluyó poderosas conquistas en Venezuela, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba y Nueva York, cúspide de su éxito musical. Regresó en 1960, luego de una gira de once años, y entonces fue rebautizada ‘novia de Barranquilla’.

¿Qué hay de especial en su música?, ¿Por qué logra conectar a toda una ciudad? Esther Forero, una mujer pionera, volvió para reconectarse y abrirse paso en un lugar donde aún era desconocida. Lo hizo como lo había hecho en el extranjero: regresando su mirada a las raíces.

'Esthercita es la gran embajadora contemporánea de la música del Caribe colombiano y sus composiciones llevaron las sonoridades de esta región a muchos países (...) Si hay que destacar algo es que sus letras son muy costumbristas, sencillas en cuanto a que la lírica es muy directa, pero su música tiene un nivel de complejidad muy especial', señala Leopoldo Calderón, docente del departamento de Música de la Universidad del Norte.

En eso coincide el reconocido pianista Chelito De Castro, quien acompañó a Forero en distintas oportunidades. 'Como barranquillero uno se siente orgulloso por su amor a Barranquilla. Le cantó al palito de matarratón, a las calles de la vieja Barranquilla', resalta.

El resultado de ese amor no podía ser otro. Esther Forero comenzó a hacer sonar obsequios musicales que se hicieron célebres en la Arenosa. Canciones que, además de gozar de melodías alegres, contienen letras que resultan cartas románticas a Barranquilla.