Dos veces divorciada, plebeya, estadounidense y liberal para su época, Wallis Simpson puso a tambalear la monarquía británica al enamorarse del heredero al trono: Eduardo, príncipe de Gales.
La mujer fue el motivo de una profunda crisis diplomática en Inglaterra y sus dominios en 1934, cuando —tras ser amante de Eduardo— este le propuso matrimonio después de la muerte de su padre Jorge V.
Luego del ascenso al trono de Eduardo, en adelante Eduardo VIII, Wallis se divorció de su segundo esposo para formalizar su relación con el entonces rey de Reino Unido, sin ser aceptada por los ingleses y siendo rotundamente rechazada por los protocolos y tradiciones de la realeza.
Dos años más tarde, Eduardo VIII abdicó del trono, dejando como primero en la línea de sucesión a su hermano menor Jorge —padre de la reina Isabel II— y seis meses más tarde se casó con Wallis Simpson, quien nunca recibió el tratamiento de Alteza Real.
El anterior, quizá uno de los escándalos más grandes que ha desatado la Corona Británica, es constantemente comparado con la noticia que ha rondado esta semana en tabloides de todo el mundo: la renuncia de los duques de Sussex a sus funciones como miembros de primer rango de la familia real.
Comparación
Meghan Markle, una exactriz estadounidense, plebeya, divorciada y afroamericana. A su llegada a la Familia Real fue vista como un soplo de aire fresco en una rigurosa monarquía tildada comúnmente de anticuada o anacrónica.
La ahora duquesa de Sussex se casó con el príncipe Harry, sexto en la línea de sucesión al trono y nieto de la reina Isabel en una celebrada boda y retransmitida por las televisoras de todo el mundo.
Sin embargo, conforme pasaba el tiempo empezó a ser criticada por 'no encajar' o por ser una persona 'difícil'.
Markle, otrora querida por los ingleses, era asediada por los medios de comunicación al punto de que el príncipe Harry demandó a diarios de ese país por acecharla, 'tal como lo hicieron con su madre'(Diana de Gales quien falleció en un accidente automovilístico perseguida por paparazzis).
Tras tomar una pausa de sus obligaciones con la Corona y una corta desaparición de la vida pública en un viaje a Canadá con su pequeño hijo Archie. La pareja anunció su intención de desligarse de la corona y buscar independencia económica.