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Aquaman y Khal Drogo tienen mucho en común. Sus tatuajes tribales, una mirada amenazante y aquella naturaleza barbárica que caracteriza a ambos los hace seres temibles a donde quiera que vayan. Sin embargo, un personaje no sería nada sin la cara que se le pone para interpretarlo. Y es que en el caso de los dos anteriores, ese rostro es el mismo, el de Jason Momoa.